Header image
 
Pontificia Universidad Católica
Madre y Maestra
 E-mail Mapa web 
  
 

Tristeza y rendimiento

La tristeza nos desactiva a nivel conductual y la depresión nos lleva a no querer levantarnos de la cama, a la pérdida de actividad física, laboral, académica, o social, entre otras.

Para poder rendir necesitamos un buen estado de ánimo, con energía, buen humor, orientación hacia la actividad y la alegría. Sin embargo, la tristeza disminuye el estado de ánimo, la energía, la actividad, la alegría. Por lo tanto, la tristeza disminuye el rendimiento en todas las áreas de nuestra vida, aunque podemos continuar realizándolas.

A medida que aumenta la tristeza, disminuye el estado de ánimo, nos vamos acercando más y más hacia el trastorno del estado de ánimo, la depresión.

Las personas deprimidas que alcanzan un trastorno depresivo mayor severo pierden la capacidad para el trabajo y muchas necesitan una baja laboral, que concede su médico de Atención Primaria y supervisan los médicos de la Inspección del Trabajo. Estas interrupciones de la actividad laboral alcanzan una media de diez meses de baja laboral por depresión. Se trata de una pérdida de productividad mayor que la acontece con las enfermedades físicas crónicas, como la diabetes.

Pero además, la carga de la depresión se ve aumentada por el hecho de que el trastorno depresivo mayor es un factor de riesgo para el desarrollo de otros trastornos mentales, como trastornos por consumo de sustancias, así como de enfermedades físicas, que a su vez producen nuevas pérdidas de productividad, días perdidos para el trabajo, etc. Véase el apartado “Tristeza y salud física” (en el menú de esta Web ir a Inicio Emociones y estrés / Tristeza / Consecuencias).