| Estrés,  emociones y salud física 
  Aunque  el estrés es un proceso normal, puede llegar a desatar consecuencias negativas  que suelen ir haciéndose, de manera progresiva, cada vez más patológicas. Si  las demandas son excesivas, en relación a los recursos, se incrementará la  intensidad de la respuesta de activación (cognitiva, fisiológica y conductual)  y muy probablemente aparecerá una alta emocionalidad negativa (reacciones  intensas y frecuentes de ansiedad, irritabilidad, ira, etc.), caracterizada por  una experiencia emocional desagradable. En un principio surgirán los primeros  síntomas de activación fisiológica y malestar psicológico, que suelen producir  cansancio excesivo, insomnio primario (dificultades para dormir), tensiones  musculares que pueden llegar a provocar contracturas, o dolores de cabeza,  hombros, espalda, etc., así como un estado más intenso y permanente que lo  habitual de ansiedad o nerviosismo y agotamiento.  
  Si  se mantiene demasiado tiempo una elevada respuesta a estresores o situaciones  estresantes, o simplemente al preocuparse en exceso y darle muchas vueltas a  los nuevos síntomas que están apareciendo, puede comenzar un proceso patológico,  que puede afectar al rendimiento, a la salud física y a la salud mental. Así,  una persona muy estresada, durante bastante tiempo, puede llegar a ver bastante  disminuido su rendimiento, porque está agotada, ha acabado sus recursos  biológicos, cognitivos y conductuales, pero intenta seguir activándose para  generar más recursos. A la larga esta persona puede desarrollar problemas de  salud, tanto los llamados trastornos físicos, como los psicológicos.  
  Si  estos síntomas se van volviendo crónicos o alargando en el tiempo, pueden  aparecer ya los primeros trastornos, más serios que los síntomas iniciales,  como por ejemplo los desórdenes psicofisiológicos (psicosomáticos), como la  hipertensión, o bien condiciones físicas crónicas como la obesidad, la diabetes,  etc., o algunos trastornos mentales. 
  El  estrés crónico y la alta emocionalidad negativa están asociados con el  desarrollo de problemas de salud, como los llamados trastornos  psicofisiológicos (psicosomáticos) y otros problemas físicos, además de  trastornos mentales, como los de ansiedad (ataques de pánico, o crisis de  ansiedad, agorafobia, trastorno de ansiedad generalizada, etc.), o trastornos  del estado de ánimo (trastorno depresivo mayor, por ejemplo). De hecho, lo que  es más frecuente, consiste en desarrollar varios de estos desórdenes, por  ejemplo trastornos cardiovasculares y depresión (comorbilidad).  
  Los  trastornos psicofisiológicos son un conjunto de trastornos de tipo físico que  cursan con niveles altos de ansiedad, ira, tristeza-depresión y estrés. Se  trata de desórdenes de etiología múltiple, en los que el estrés, las emociones  negativas, el aprendizaje emocional, la conducta, el estilo de vida, etc.  juegan algún papel más o menos importante. Cuando una persona lleva tiempo  sometida a estrés psicosocial (estrés en el trabajo, falta de descanso, ruptura  de pareja, amenaza de despido, irritabilidad crónica, enfados frecuentes con  los hijos, etc.) aumenta la probabilidad de desarrollar problemas de salud de  tipo cardiovascular, digestivo o muscular, entre otros.  
  A  su vez, el padecimiento de estos trastornos físicos genera también ansiedad y  estrés. Por supuesto, una vez establecido el trastorno, un aumento del nivel de  estrés suele acarrear un empeoramiento del trastorno médico. Ejemplo de estos  desórdenes son los siguientes: problemas musculares (dolores, contracturas,  cansancio crónico), cardiovasculares (hipertensión, arritmias, enfermedad  coronaria, infarto), digestivos (intestino irritable, úlcera), respiratorios  (asma, alergias), dermatológicos (psoriasis, acné, eczema), dolor crónico  (cefaleas tensionales, lumbalgias, dolor crónico de espalda), infertilidad,  problemas ginecológicos, etc. 
  Adicionalmente,  las personas sometidas a estrés crónico tienden a desarrollar con mayor  probabilidad otros problemas de salud, los relacionados con el sistema inmune.  A largo plazo la hiperactivación crónica producida por altos niveles de estrés  y ansiedad puede llevar a un cierto grado de inmunodepresión, que hace aumentar  el riesgo de padecer enfermedades infecciosas, como el resfriado común, la  gripe, o el herpes labial; por otro lado, las enfermedades relacionadas con el  sistema inmune pueden tener una peor evolución, como en el caso de las  alergias, trasplante de médula o de distintos tipos de cáncer. E incluso, en  algún caso, como el cáncer de cuello de útero, es más probable que las mujeres  con mayores niveles de estrés cotidiano y emocionalidad negativa puedan  desarrollar el cáncer, en presencia del virus del papiloma humano, por una  mayor vulnerabilidad al virus debido a una peor función del sistema inmune.  Recientemente, también se ha relacionado el padecimiento de estrés con el  inicio de la metástasis, que es la mayor amenaza para el paciente con cáncer. 
  Algunos  síntomas físicos típicos de procesos emocionales en los que se producen  somatizaciones (por ejemplo, fatiga o dolores musculares) son muy frecuentes en  pacientes que acuden a Atención primaria. Independientemente del motivo de la  consulta, los síntomas más  habituales  son: fatiga (57% de los pacientes que acuden a la consulta de su médico de  Atención Primaria), dolor de cabeza (40% de los pacientes) y dolor de espalda  (39%). Estos síntomas son acumulativos (más de la mitad de los pacientes tiene  3 ó más somatizaciones), tienden a llegar a hacerse crónicos (2 de cada 3  personas presentan este tipo de síntomas desde hace más de 6 meses) y su  acumulación está relacionada con estrés y ansiedad, así como con peor salud. 
  Con  respecto a los problemas de salud física que se ven afectados por las emociones  negativas y el estrés no podemos tratar aquí todos, pero podemos ofrecer un  dato que nos parece relevante, ya que afecta a la salud cardiovascular, y  recordemos que los trastornos cardiovasculares son la primera causa de muerte  en los países desarrollados, entre los que se incluye España. Según el estudio  INTERHEART, con unos 25.000 participantes de los que la mitad había sufrido un  infarto de miocardio, cabe concluir que el estrés, la depresión y otros  factores psicológicos asociados suponen un riesgo atribuible a la población de  casi un 33% para sufrir un infarto. Las personas con más estrés, más depresión,  etc., tienen un riesgo considerablemente mayor de sufrir un infarto de  miocardio. Y volvemos a recordar que los trastornos cardiovasculares suponen la  primera causa de mortandad en los países desarrollados como España. 
  Existe  una fuerte evidencia en estudios prospectivos sobre el papel etiológico y  pronóstico de algunos factores psicosociales sobre los trastornos coronarios,  sobre todo para la ansiedad y la depresión, aunque también para el estrés  laboral. A mayores niveles de ansiedad, depresión y estrés, mayor es la  probabilidad de desarrollar trastornos cardiovasculares en individuos que  previamente estaban sanos y sin emocionalidad negativa, pero que al aumentar  sus niveles de ansiedad y depresión terminan desarrollando posteriormente  trastornos coronarios. A su vez, los estudios prospectivos también muestran que  los pacientes con trastornos coronarios que presentan altos niveles de  ansiedad, depresión y estrés tienen una peor evolución que los pacientes sin  alta emocionalidad negativa. 
  Véase  la Web de Pubmed  Health en la que se pueden consultar revisiones sistemáticas, meta-análisis,  ensayos clínicos y otros estudios de investigación sobre cualquier problema de  salud 
  http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmedhealth/ 
  Véase  también Medline Plus en español. Más dirigida al público general 
  http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ Véase  también la Web de  la Organización   Mundial de la   Salud (OMS) sobre temas de salud http://www.who.int/topics/es/ y sobre enfermedades crónicas y promoción de la salud http://www.who.int/chp/steps/GPAQ/es/ En  la página Web de la   Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés  (SEAS) se pueden leer algunos casos clínicos que consultan las personas que  sufren estos problemas de salud física o salud mental relacionados con estrés y  ansiedad, que pueden ser muy variados: 
  http://www.ansiedadyestres.org/content/consultas-seleccionadas; http://www.ucm.es/info/seas/casos 
  Véase  también el blog “Cognición, Emoción y Salud” en el enlace 
http://acanovindel.wordpress.com/ 
  Véase el vídeo de Canal UNED titulado Psicología de las experiencias traumáticas (I), en el siguiente enlace: http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/12590 
  Véase el Proyecto Emociones y Salud de la SEAS, en el siguiente enlace: http://www.ansiedadyestres.org/content/proyecto-emociones-y-salud 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Estrés y enfermedad, en el siguiente enlace: 
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/7801 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Estrés y ansiedad, en el siguiente enlace: 
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/7923 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado "Estrés. Una posible epidemia en el futuro", en el siguiente enlace: 
Estrés. Una posible epidemia en el futuro 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado "El Estrés: Factor de Riesgo laboral", en el siguiente enlace: 
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/12045 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado El estrés laboral. Enfermedad psicosocial, en el siguiente enlace: 
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/12460 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Riesgos laborales, en el siguiente enlace: 
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/12582 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado El cuidador cuidado, en el siguiente enlace: 
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/12038 
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Estrés postraumático en niños y adolescentes, en el siguiente enlace: 
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/8304 |