Estrés familiar
El ser humano se ha adaptado al medio aprovechando las ventajas de formar grupos sociales. La familia es uno de los grupos sociales más importantes para la adaptación del individuo. El bebé nace indefenso y necesita intensos cuidados que se los proporciona el grupo familiar. En nuestro entorno, pero más aún en nuestro país, el apoyo social familiar tiene un fuerte arraigo y es esencial para el desarrollo del individuo, a lo largo de todo el ciclo vital.
Cuando acontece una adversidad familiar, como la muerte prematura de la madre, se resiente la salud física y mental de los niños. Uno de los predictores más importantes de llegar a ser una persona sin techo es haber perdido a la madre a una edad temprana.
El estrés familiar, medido por el número de adversidades acontecidas al grupo familiar, y la falta de apoyo social, guardan también una estrecha relación con los problemas emocionales, como el dolor de cabeza, el inicio de desórdenes emocionales y el consumo de psicofármacos, de manera que en los países con menor número de adversidades familiares hay una menor prevalencia de dolores de cabeza y de desórdenes emocionales.
Aunque a la hora de desarrollar consecuencias negativas, influye el número de adversidades sufridas y su importancia objetiva, influye también de una manera esencial la interpretación que las personas hagan de estos acontecimientos estresantes (por ejemplo, si se magnifica o minimiza su importancia), así como los repasos mentales o rumiaciones que se hagan posteriormente. En un estudio online realizado por la BBC en el que participaron 32.827 personas se encontró que las personas que más le daban vueltas a sus problemas y adversidades (rumiaciones) tenían mayor probabilidad de deprimirse. Véase el enlace
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/10/131022_rumiar_el_peligro_de_obsesionarse_mxa.shtml
En general, vivir en pareja está relacionado con bienestar y esperanza de vida. Existe una relación dosis-efecto entre el porcentaje de la vida que se ha tenido pareja y la esperanza de vida: viven menos, los que nunca han tenido pareja; viven más tiempo que los anteriores aquellos que la han tenido, pero la perdieron; y gozan de la mayor esperanza de vida las personas que han vivido en pareja y no la han perdido. Aunque habría que matizar que en algunos casos esta regla general no se cumplirá, como en los casos de personas que son desgraciadas en su pareja, pero mantienen la convivencia, la regla se cumple en general cuando se analizan los datos de varios cientos de miles de personas.
La explicación de estos datos hay que buscarla en el apoyo social mutuo que ambos miembros de la pareja se prestan. El apoyo social funcional está relacionado con mejor salud, bienestar, o mejor afrontamiento del estrés; mientras que la falta de apoyo social o el apoyo social disfuncional predice peor salud, lo que puede afectar a la esperanza de vida. A su vez, cuando se analizan las causas de este aumento de la probabilidad de tener una mayor esperanza de vida cuando se vive en pareja, se encuentran motivos diferentes para hombres y mujeres.
El hombre que vive en pareja tiende a ganar en algo que es esencial para la salud y la esperanza de vida, que es la mejora de su estilo de vida, respecto a los hombres que no viven en pareja. Mejoran sus horarios, comidas, cuidados de salud, prevención en general, etc.
La mujer que vive en pareja tiende a ganar también en algo importante para la salud, el bienestar y la esperanza de vida, que es la seguridad emocional y socioeconómica. La mujer sin pareja, por lo general, cuando se analizan los datos de varios cientos de miles de personas, tiende a tener más problemas de inseguridad a nivel psicológico y a nivel económico.
En España, el grupo de personas previamente casadas y ahora separadas presenta una mayor probabilidad de sufrir un trastorno de ansiedad en el último año (7,1%) que las personas que continúa con su pareja (5%). A su vez, el primer grupo consume más fármacos psicotrópicos, 28,5% en los últimos 12 meses, que el de casadas en la actualidad (16,1%).
Pero el hecho de vivir en familia no sólo proporciona apoyo social, sino que también genera estrés en muchas ocasiones.
Por ejemplo, el porcentaje de mujeres cuidadoras de familiares con dependencia (con frecuencia, Alzheimer) que consumen fármacos psicoactivos asciende al 37,1%, frente al 16% de la población.
En una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se encontró que los problemas familiares eran la segunda causa más importante de estrés (para el 50% de los encuestados), después del estrés laboral (66%). No obstante, tienen más estrés (y sufren más sus consecuencias negativas) los desempleados y los que no tienen apoyo social familiar porque viven solos.
En la misma encuesta también se encontró que tenían más estrés las mujeres y las personas con niños pequeños o adolescentes. En las encuestas de estrés laboral se observa que las mujeres tienen más problemas de conciliación entre la vida familiar y la laboral que los hombres, ya que dedican más tiempo a la familia por diferentes motivos: limpieza, organización, educación de los hijos, cuidados de salud de todos los miembros, etc.
Así, en la encuesta de la OCU, el 28% de los hombres encuestados afirma haberse sentido estresado muchas veces, pero entre las mujeres, el porcentaje sube hasta el 39%. En el estudio ESEMeD España se encontró que, en general, la mujer tiene una probabilidad 2,8 veces mayor que el hombre de desarrollar un trastorno de ansiedad en los últimos 12 meses; y las mujeres con baja por maternidad tienen una probabilidad 3,4 veces mayor de desarrollar este tipo de trastornos.
En el año 1999 la encuesta de fecundidad del INE encontró que una de cada cuatro mujeres desearía tener más hijos, pero se lo impedían motivos económicos y laborales.
Según la encuesta de empleo del INE 2002-2003, son notables las diferencias en el tiempo dedicado por hombres y mujeres a las tareas del hogar y cuidados familiares. Así, mientras que el 92,2% de las mujeres dedican 4 horas y 45 minutos diarios por término medio a estas tareas, el 69,6% de los varones dedica tan sólo 2 horas y 4 minutos diarios. Estas diferencias se mantienen con independencia de la situación laboral.
Así pues, las madres se ocupan de más tareas de la casa, entre ellas las relacionadas con la educación y la salud. El hombre tradicionalmente se ha ocupado menos de estos temas, pero más de otros relacionados con la economía.
En cualquier caso, la educación para la salud que reciben los hijos se lleva a cabo principalmente en la familia. Por ello, algunas guías sobre promoción de la salud están dirigidas a la familia, como la que presentamos a continuación.
Véase la guía de Fundación Mapfre, “Vivir en salud: claves para estar bien. Guía para las familias”, en el siguiente enlace:
http://www.vivirensalud.com/guia_claves.asp
Véase también la presentación “Cómo construir una escuela saludable y segura”
http://www.yumpu.com/es/document/view/11127159/como-construir-una-escuela-saludable-y-segura
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