Trastornos somatomorfos
Los trastornos somatomorfos son un conjunto de desórdenes caracterizados por las somatizaciones (sensaciones físicas de dolor, gastrointestinales, genitourinarias, etc.), sin base orgánica (no están producidos por una causa médica), acompañadas de malestar psicológico, producido por la preocupación originada por la presencia de las mismas, pero que a su vez puede incrementar los síntomas somáticos.
Para conocer más sobre estos problemas véanse el capítulo sobre prevención de las somatizaciones, así como el capítulo sobre trastornos somatomorfos.
Si el cuadro de somatizaciones se limita a una serie de síntomas en el último mes, como los que se evalúan en el PHQ-15, Cuestionario de Salud del Paciente, Síntomas Físicos, con resultado positivo (3 o más somatizaciones puntuadas como “me afectó mucho” en las últimas 4 semanas) entonces la prevención y manejo de este problema parece razonable que debe abordarse como un problema derivado del estrés.
Véanse los apartados “Autoevaluación de los desórdenes emocionales” y prevención de los desórdenes emocionales, “Problemas del estrés”.
Ahora bien, si se trata de un caso de persona con carácter obsesivo, en general, que se viene preocupando mucho por sus somatizaciones, a lo largo de toda la vida, entonces, la prevención y promoción de estos cuadros de tipo obsesivo se encuentra con la dificultad de cambiar el carácter o la personalidad obsesiva que está presente en los mismos de forma muy marcada, desde edades tempranas y con antecedentes familiares.
No obstante, puesto que el cuadro se suele desencadenar o empeorar cuando aparecen altos niveles de estrés en el ambiente y respuestas de ansiedad muy elevadas, la prevención puede centrarse en estos dos factores.
Véanse los apartados sobre “Autoevaluación de la ansiedad”. y Autoevaluación de los trastornos de ansiedad.
Recordaremos que psicoeducación, reestructuración cognitiva, relajación y técnicas conductuales, especialmente la exposición, son las técnicas recomendadas por la prestigiosa Guía NICE para abordar los trastornos mentales comunes o desórdenes emocionales. Cuando la relajación no aporta beneficio alguno a ciertas personas con carácter obsesivo que les cuesta manejar sus pensamientos, la alternativa sería el tratamiento farmacológico, pero no los tranquilizantes sino los antidepresivos tipo ISRS.
Una vez que los antidepresivos hacen su efecto ansiolítico, lo que probablemente no sucederá hasta la tercera semana desde el inicio de las tomas, se deben trabajar, con reestructuración cognitiva, los sesgos cognitivos de tipo interpretativo (magnificación de las sensaciones físicas) y atencional (exceso de tiempo dedicado a atender estos síntomas), centrados en sus sensaciones físicas, ya sean respuestas fisiológicas de ansiedad, o un ligero aumento de la temperatura o la pérdida de apetito, que suelen generar fuertes reacciones de ansiedad, que se pueden mantener durante bastante tiempo.
A veces, la preocupación obsesiva por un síntoma dura hasta que el paciente tiene que afrontar un problema psicosocial diferente, como un problema laboral u otro problema de salud. El cambio del foco de su atención tiende a disminuir el síntoma que estaba siendo observado, magnificado e incrementado, por lo que se refuerza el abandono de esa preocupación por tal síntoma (que anteriormente anticipaba una enfermedad grave). Sin embargo, no hay aprendizaje adaptativo pues cada nuevo síntoma se vuelve a experimentar con elevado grado de angustia.
El grupo de trastornos somatomorfos engloba trastornos típicos de personas con carácter obsesivo, rumiador, muy observador del detalle, con tendencia a querer controlar más de lo que pueden, rígidas en ese sentido, a las que les preocupa su seguridad vital (como si les hubiera faltado un apego seguro en su infancia y no sintieran seguridad en su existencia, siempre cuestionada por nuevos síntomas), ansiosas, deprimidas, ensimismadas en su preocupaciones idiosincráticas, en sus autoobservaciones, sus autochequeos y sus enfermedades, por lo que muestran poca actividad social.
Pero hay que señalar que no todos los pacientes del grupo de somatomorfos están obsesionados por su salud y sus síntomas. Esto es especialmente válido para el que tenga diagnóstico de hipocondría. En cambio, las pacientes con trastorno dismórfico corporal (suelen ser mujeres) están obsesionadas por un supuesto defecto físico, que no dejan de observar, ocultar, maquillar, operar, etc., aunque para los demás pase inadvertido. Este tipo de trastorno se parece más a un trastorno obsesivo-compulsivo que a la hipocondría.
Para superar la ansiedad que genera un trastorno obsesivo-compulsivo (limpieza, orden, control, agresión, etc.) o un trastorno muy obsesivo de otro tipo (hipocondría, trastorno dismórfico corporal) lo esencial es trabajar con reestructuración cognitiva los dos aspectos esenciales:
1) restar importancia a los pensamientos relacionados con el foco obsesivo (suciedad, desorden, riesgo, enfermedad, nariz grande y deforme, etc.),
2) reducir el tiempo dedicado a rumiar este problema.
Pero también hay que realizar exposición con prevención de respuesta. Hay algunas situaciones (aparición de nuevos síntomas) que ponen en marcha conductas que supuestamente sirven para intentar reducir la ansiedad, pero que a la larga refuerzan el problema, como son
1) hiperfrecuentación a las consultas médicas,
2) demandas persistentes de exploraciones clínicas,
3) nuevas pruebas diagnósticas (aunque sean invasivas)
4) e incluso, cirugía preventiva, a pesar de repetidos resultados negativos de exploraciones clínicas recientes
5) buscar información en Internet de manera obsesiva, durante horas e interpretando mal la información, lo que hace aumentar la ansiedad
Exponerse a las sensaciones que producen ansiedad, sin emitir estas conductas de comprobación y de control puede ayudar a superar el problema.
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