Trastornos respiratorios
Algunos trastornos respiratorios como el asma o la rinitis guardan alguna relación con el estrés, las emociones negativas y los desórdenes emocionales.
El autocuidado de estos trastornos respiratorios puede ser más eficaz si se incluye el entrenamiento en psicoeducación para mejorar el manejo de las emociones, así como la relajación, la eliminación de conductas de riesgo y el desarrollo de conductas saludables.
1. Asma
El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias que consiste en que las paredes internas de estos tubos se inflaman, se estrechan y se vuelven muy sensibles, pudiendo reaccionar fuertemente de forma alérgica a algunas sustancias irritantes. Cuando las vías respiratorias reaccionan, se estrechan y los pulmones reciben menos aire.
Los síntomas del asma incluyen: respiración difícil, con silbido (sibilancias); tos, especialmente temprano por la mañana o a la noche; y presión en el pecho. Aunque no todas las personas con asma tienen los mismos síntomas.
Un ataque de asma se produce cuando los síntomas empeoran. Los ataques de asma graves pueden necesitar atención médica de emergencia y pueden ser fatales.
El asma se trata con dos tipos de medicamentos: medicinas para el alivio rápido para detener los síntomas (espray bucal) y medicinas para el control a largo plazo para la prevención de síntomas.
Las emociones negativas y el estrés pueden agravar los síntomas del asma. A su vez, los pacientes con esta enfermedad crónica presentan niveles más altos de ansiedad e ira que las personas sin trastornos de la salud.
La relajación y otras técnicas cognitivo-conductuales alivian los síntomas del asma, mientras que la hiperventilación y otros procedimientos experimentales de inducción de activación fisiológica pueden provocar crisis asmáticas.
Los ataques de pánico están asociados al estrés, entre otros factores de riesgo. Existen varios tipos de ataques de pánico, como el de tipo respiratorio en el que predominan los síntomas de hiperventilación. Los datos epidemiológicos no parecen apoyar las diferencias entre tipos de ataques de pánico, pero si una persona con asma sufriese ataques de pánico de tipo respiratorio probablemente empeoraría más los síntomas del asma.
Para conocer más sobre el asma desde un punto de vista médico, véase la Web del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos dedicado al asma, en español.
Explorar Asma
Véase el tutorial interactivo sobre el asma de Medline Plus en español.
En un estudio que recoge datos de 17 países sobre las encuestas epidemiológicas de salud mental en el mundo, promovidas por la OMS, se encontró que todas las condiciones físicas (obesidad, diabetes, asma, hipertensión, artritis, úlcera, trastornos cardiovasculares, dolores de cuello-espalda, dolor de cabeza y múltiples dolores) se asociaron significativamente con depresión y/o trastornos de ansiedad, no habiendo variación importante entre ambos desórdenes emocionales en la fuerza de asociación, pero sí entre las condiciones físicas (OR 1.2 – 4.5); además, la comorbilidad del trastorno depresivo y de ansiedad estuvo más altamente asociada con varias de estas condiciones físicas que cada uno de estos trastornos mentales por separado. Para el asma, la probabilidad de asociación con un trastorno depresivo era un 70% mayor (OR=1,7), para algún trastorno de ansiedad del 60% (OR=1,6) y para un trastorno comórbido de ansiedad y depresión del 60% (OR=1,6).
En otro estudio de esta serie con 10 encuestas de otros tantos países se encontró que tanto la adversidad infantil (estrés infantil) como los trastornos depresivos / ansiedad de aparición temprana predicen de forma independiente el asma del adulto, lo que sugiere que la asociación trastorno mental con asma no es una función de un fondo común de adversidad en la niñez. Esto no descarta otros posibles modelos no causales de trastorno mental-asma comórbido. Las influencias de la adversidad en la niñez y los trastornos mentales de inicio temprano en los resultados del asma para adultos son plausibles a la luz de otras investigaciones que relacionan estas variables con la desregulación de las vías neuroendocrinas e inmunológicas, que resulta en aumento de la inflamación de las vías respiratorias.
2. Rinitis
La rinitis consiste en la inflamación de la mucosa de la fosa nasal que puede acarrear manifestaciones clínicas incluyen que congestión nasal, secreción de moco líquido y sensación de dificultad para respirar, molestias (picor, escozor, dolor), estornudos, y a veces conjuntivitis.
Con frecuencia la rinitis está relacionada con alergia, estrés y emocionalidad negativa. El estrés agudo y la ansiedad pueden generar síntomas de dificultad respiratoria que se añaden a los que sufre el paciente habitualmente. Por otro, el estrés crónico puede estar relacionado con el empeoramiento de la sintomatología alérgica y por tanto de la rinitis alérgica.
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