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Ansiedad y rendimiento

Además de los problemas de salud física y mental, ya mencionados, la ansiedad puede ocasionar problemas relacionados con el rendimiento, ya sea en el trabajo o en los estudios.

En los países desarrollados las situaciones que provocan ansiedad de evaluación son cada vez más frecuentes. Así, por ejemplo, para poder acceder a la mayoría de los centros educativos es imprescindible superar pruebas de ingreso; el rendimiento escolar se evalúa mediante exámenes periódicos; para conseguir trabajo hay que superar pruebas de selección, exámenes psicotécnicos, entrevistas, etc. Por ello, la ansiedad de evaluación se ha convertido en los últimos tiempos en un problema importante, no sólo desde un punto de vista educativo sino también social y clínico.

En España, se estima que entre el 15-25% de los estudiantes presentan niveles elevados de ansiedad ante los exámenes. La sintomatología que manifiestan los estudiantes con este problema es muy variada aunque predominan, por un lado, las respuestas cognitivas tales como preocupación excesiva centrada en su actuación y las consecuencias de una mala ejecución, comparación con el resto de los compañeros y pensamientos de autocrítica, y por otro, las respuestas fisiológicas como molestias gástricas, náuseas, vómitos, diarrea, dificultad para conciliar el sueño, cefaleas, tensión muscular, temblores, respiración rápida y superficial, disnea. Por último, pueden aparecer determinadas conductas como hiperactividad, movimientos repetitivos e incluso, en determinados casos, la evitación del examen o del centro escolar. Estos síntomas tienden a incrementarse a medida que se aproxima el examen.

A ello hay que sumar el cambio que suele producirse en el estilo de vida de muchos estudiantes en época de exámenes, que tienden a aumentar el consumo de cafeína, tabaco, alcohol, tranquilizantes, u otras sustancias psicoactivas.

También hay que tener en cuenta los trastornos de alimentación (anorexia y bulimia), o los problemas de obesidad, que suelen aparecer en estas edades y suelen estar asociados a la ansiedad a los exámenes. Muchas veces la ansiedad lleva a los estudiantes a aumentar o disminuir su peso en época de exámenes, lo que asociado a la preocupación por la imagen corporal, hace aumentar la ansiedad, y puede llevar al inicio de dietas muy restrictivas, o de atracones compulsivos, que originarán más ansiedad. Todo ello puede suponer el inicio de este tipo de problemas.

La alta ansiedad de evaluación es el problema más común en los alumnos que sufren problemas emocionales en el ámbito académico. En nuestra civilización las situaciones que provocan ansiedad de evaluación son cada vez más frecuentes. Para poder acceder a la mayoría de los centros educativos es imprescindible superar pruebas de ingreso. El rendimiento escolar se evalúa mediante la realización de exámenes periódicos. Para conseguir trabajo hay que superar pruebas de selección, exámenes psicotécnicos, etc. E incluso en muchas profesiones, se evalúan objetivos logrados, rendimiento en el puesto de trabajo, formación, valoración de un superior, o posibilidades para un ascenso.

Por ello, la ansiedad de evaluación se ha convertido en un problema de gran envergadura, que afecta a muchos jóvenes (y no tan jóvenes), no sólo desde un punto de vista educativo sino también social y clínico.

La ansiedad actúa sobre nuestros procesos cognitivos. El efecto puede ser positivo o negativo, dependiendo de la cantidad de estrés. En una primera etapa (con niveles moderados) produce una mejora del rendimiento. La preocupación inicial nos pone en marcha. La ansiedad está estrechamente relacionada con la atención, inicialmente la ansiedad nos alerta. Tenemos más capacidad para relacionar conceptos. Aumenta la velocidad de procesamiento, pensamos más deprisa, anticipamos, etc. La activación fisiológica nos dota de más recursos. Nuestra conducta es más ágil, más rápida.

Sin embargo, con frecuencia la ansiedad ante los exámenes constituye un grave problema no sólo por el elevado porcentaje de estudiantes que la padecen, algunos con una elevada sintomatología ansiosa, sino también porque puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de algunos trastornos (de ansiedad, alimentación, consumo de sustancias, etc.) y, además, ejerce un efecto muy negativo sobre el rendimiento.

El proceso de activación guarda una relación curvilínea, en forma de U invertida, con el rendimiento en tareas de alguna complejidad. Es la conocida ley de Yerkes-Dodson de principios del siglo XX. Con bajos niveles de activación, el individuo no está preparado para rendir; con niveles muy elevados, tiende a saturarse, agotarse y cometer más errores; mientras que con niveles medios de activación se consiguen los resultados óptimos en rendimiento. Véase la figura sobre Relaciones entre activación y rendimiento.

Relaciones entre activación y rendimiento

Por ello, hay que considerar que un cierto número de alumnos que estudian mucho, pero sufren fracaso escolar, no tienen problemas relacionados con el aprendizaje o con su capacidad, sino con los niveles extremos de ansiedad que presentan ante los exámenes.

La sintomatología que manifiestan los estudiantes con este problema es muy variada, incluyendo respuestas de ansiedad a nivel cognitivo, fisiológico y conductual.

Respuestas cognitivas, tales como preocupación excesiva sobre su actuación y las consecuencias de una mala ejecución, comparación con el resto de los compañeros, pensamientos de autocrítica, falta de concentración, etc.

Respuestas fisiológicas, especialmente molestias gástricas, náuseas, vómitos, diarrea, dificultad para conciliar el sueño, cefaleas, tensión muscular, temblores, respiración rápida y superficial, disnea, etc.

Conductas observables o motoras, como la hiperactividad, movimientos repetitivos e incluso, en determinados casos, la evitación del examen o del centro escolar.

Estos síntomas tienden a incrementarse a medida que se aproxima el examen. A su vez, se suelen producir las consecuencias más severas fundamentalmente ante determinadas condiciones del examen, como son: (1) cuando las instrucciones son amenazantes (p.e. de este examen depende tu futuro, si suspendes tendrás que repetir...); (2) cuando hay presión de tiempo, sobre todo, cuando el tiempo para su realización es corto; y (3) cuando la tarea es compleja y requiere de un alto nivel de concentración. Ante estas condiciones, más estresantes, el estudiante ansioso puede llegar a presentar una reducción considerable de su rendimiento e incluso bloquearse.

Véase el vídeo de Canal UNED titulado Técnicas para el manejo de la ansiedad a los exámenes, en el siguiente enlace:

http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/9420

En distintas Facultades de Psicología de España existen programas de reducción de ansiedad a los exámenes. El objetivo es entrenar a los estudiantes de posgrado de psicología como terapeutas, en la aplicación de técnicas eficaces de tratamiento, comenzando por los propios estudiantes de primer curso del grado, e incluyendo otros alumnos de otros centros de enseñanza especialmente primaria y secundaria.

Véase el vídeo de Canal UNED titulado “Miedo al examen. Programa de ansiedad ante los exámenes”, en el siguiente enlace:

http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/7885

  
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