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 Prevención  de la ansiedad 
Puesto  que la ansiedad es una reacción muy frecuente en situaciones de  estrés, en las cuáles las demandas del medio superan a los recursos  del individuo, una forma de prevenir que haya excesivas reacciones de  ansiedad o que éstas sean muy intensas consistirá en prevenir el  estrés, en general. 
Si  tomamos un modelo amplio de estrés y ansiedad, las labores de  prevención se pueden realizar a dos niveles: (1) reducir las  experiencias traumáticas o los niveles de estrés en el ambiente;  (2) incrementar la resistencia al estrés, aumentando las habilidades  de manejo de ansiedad, o llevar a cabo una reestructuración  cognitiva para establecer una relación realista (adaptativa) entre  la intensidad del estímulo estresante, su grado de peligrosidad, su  probabilidad de ocurrencia, etc. y la reacción al mismo. 
Las  intervenciones en el nivel ambiental deberían ir dirigidas a remover  los obstáculos, modificar las normas y costumbres, cambiar las  actitudes culturales y los estereotipos que fomentan la ansiedad  innecesaria y promueven un estilo de vida con un nivel creciente de  estrés. 
Las  intervenciones centradas en el nivel individual pueden abordarse  desde diferentes programas: (1) programas de entrenamiento en  afrontamiento de situaciones; (2) inoculación de estrés; (3)  programas de fomento del apoyo social; (4) reestructuración  cognitiva  y  modificación de la  valoración de situaciones. 
En  estas intervenciones, se informa al individuo que la ansiedad y el  estrés dependen de múltiples factores, tanto situacionales como  personales, por lo que son muchas las variables sobre las que se  puede incidir para prevenir o reducir la ansiedad y el estrés. A  nivel personal y de manera muy general, si tenemos en cuenta ambos  tipos de factores (situaciones e individuos) cabría señalar algunas  variables importantes sobre las que podemos incidir. 
Para  no repetir, véanse las recomendaciones señaladas sobre lo que  podemos hacer a nivel individual en el apartado de “Prevención del  estrés”, en el menú Emociones y estrés / Estrés / Manejo y prevención / Prevención  del estrés: solución de problemas y toma de decisiones,  interpretación de situaciones y problemas, atribuciones y  autoestima, relaciones con los demás, etc. 
Si  tenemos información sobre qué es el estrés, qué efectos produce y  cómo podemos aprender a manejarlo con principios y técnicas  eficaces, pode aprovechar sus consecuencias positivas y reducir sus  consecuencias negativas. Esto nos ayudaría a reducir nuestro nivel  de emocionalidad negativa, en especial de la ansiedad. 
Pero  hay indicadores epidemiológicos que indican que el estrés está  aumentando en nuestra sociedad. Por ejemplo, aumentan los síntomas  de estrés en las encuestas del ámbito laboral, aumentan los  desórdenes emocionales durante la crisis económica en las personas  que acuden a las consultas de Atención Primaria, especialmente para  las personas que no tienen empleo ¿Es posible reducir nuestro estrés  cuando está aumentando en nuestra sociedad? Obviamente, como ya  hemos señalado, para reducir y prevenir el estrés y la ansiedad  habría que trabajar a un doble nivel: ambiente e individuo.  
Desde  el punto de vista del ambiente, a nivel general, es bueno por ejemplo  intentar reducir los problemas de conciliación, en especial los  problemas del horario español que genera los problemas conocidos de  exceso de presencia en el trabajo y baja productividad. A nivel más  particular, en cada empresa es obligatorio que haya un plan de  prevención de riesgos laborales que debe incluir los riesgos  psicosociales, que incluye el estrés. 
Desde  el punto de vista de la ansiedad, sus síntomas y sus trastornos, ya  hemos visto que existen una serie de factores de riesgo, como son:  factores genéticos, el aprendizaje emocional, un elevado rasgo  general de ansiedad, cambios hormonales, carácter  obsesivo-perfeccionista, fumar, consumir otras sustancias (cannabis,  cocaína, cafeína, benzodiacepinas), el estrés, hiperventilar,  temor a las sensaciones físicas de ansiedad (sensibilidad a la  ansiedad) o mantener elevados sesgos cognitivos (especialmente  interpretativos y atencionales). 
Así,  desde la prevención centrada en el individuo, tener información  sobre qué es la ansiedad, cómo funciona, de qué depende, qué  factores de riesgo podemos modificar, cómo hacerlo, con qué  técnicas, sin duda será la clave para prevenir tanto los síntomas  como los trastornos de ansiedad, tanto propios como los de las  personas de nuestro alrededor, especialmente nuestros hijos. Por lo  tanto, todos los contenidos de esta Web pueden ser de ayuda para  prevenir la ansiedad y sus trastornos. 
Por  ejemplo, sabemos que algunos trastornos de ansiedad se desarrollan  tras un episodio de aprendizaje emocional concreto, o de acuerdo con  unas pautas de socialización determinadas (estilo de crianza).  
Así,  algunos niños pueden desarrollar un trastorno de ansiedad por  separación (el principal trastorno de ansiedad en la infancia) al  sufrir una experiencia de pérdida momentánea de contacto con sus  padres. El niño que se ha perdido, puede no ser consciente de ello o  puede por el contrario reaccionar con un episodio de aprendizaje de  miedo a la separación-perdida de las figuras de seguridad, de las  que depende su supervivencia. En el primer caso, al encontrar al niño  perdido, estará despreocupado; pero en el segundo, estará aterrado  y puede desarrollar un trastorno de ansiedad de separación  caracterizado por el temor a la pérdida de la seguridad (muerte o  separación de sus padres), evitaciones de alejamiento (deja de  dormir fuera de casa, no se desprende de las faldas de su madre), así  como un aumento de los miedos y fobias infantiles. Si todo esto se  conoce, se pueden evitar trastornos de ansiedad en la infancia y/o  corregirlos rápidamente antes de que se tornen crónicos y aparezcan  nuevos desórdenes emocionales comórbidos. 
Algunos  eventos potencialmente traumáticos pueden provocar un trastorno por  estrés postraumático (TEPT) en algunas personas (Ehlers y Clark).  El 63,6% de europeos han sufrido en un evento potencialmente  traumático (EPT); sin embargo, sólo el 1,9% ha desarrollado un TEPT  a lo largo de la vida. Sabemos que en el desarrollo de TEPT influyen  el número EPT y la valoración cognitiva que se haga de cada uno de  ellos. Por lo tanto, la prevención debería hacerse por dos vías.  Una, la minimización de riesgo de sufrir cualquier tipo de EPT. Dos,  entrenando a los individuos que ya los han sufrido, especialmente a  los que acumulan más de uno. 
En  el aprendizaje social de las emociones tienen un papel esencial los  padres, según el estilo de educación, crianza o la atención  prestada al aprendizaje social de las emociones. Tal es el caso, por  ejemplo, de la ansiedad social, que está influida por factores  genéticos y aprendidos. Por un lado, sabemos que en algunos niños  existe una propensión genética a desarrollar conducta social  inhibida, que suele acarrear el desarrollo de fobia social. Este  riesgo está identificado en términos genéticos y conductuales, por  lo que se puede entrenar a los padres de estos niños para corregir  en el aprendizaje social la tendencia genética heredada que les  lleva a la inhibición social. Se ha demostrado que entrenando a los  padres para que se esmeren en una socialización más abierta hacia  los demás, estos niños pueden aprender a ser menos inhibidos y no  desarrollar fobia social. Por lo tanto, se puede prevenir la fobia  social, a pesar del factor genético, si los padres tienen  información, participan en talleres de aprendizaje y orientan  adecuadamente el aprendizaje social y la interacción hacia los otros  niños. Para más información sobre este tema véanse los trabajos  de investigación del psicólogo australiano Rappee. 
Con  respecto a nuestra propio manejo y prevención de la ansiedad, en  general, toda esta información básica contenida en esta Web o  cualquier otra similar debería ayudarnos a ser conscientes de que la  ansiedad es adaptativa porque tiende a poner nuestra atención en la  amenaza y dar importancia a la misma. Esto va a producir síntomas de  ansiedad, lógicamente, como preocupación, activación fisiológica  e inquietud. Si queremos reducir estos síntomas debemos identificar  los síntomas, la amenaza que los produce, calibrar la magnitud real  de la amenaza, que generalmente solemos resaltar (muchas veces en  exceso) para ponernos en alerta. Si nos estamos pasando, si tenemos  demasiado síntomas en relación con la amenaza, si estamos con una  alarma demasiado fina que se dispara por cosas nimias, entonces  debemos ajustar el umbral de la alarma, dar menos importancia a la  amenaza, lo que reducirá esos síntomas, el malestar psicológico,  la activación fisiológica y la inquietud motora. 
Para  la prevención de los diferentes trastornos de ansiedad (fobia  social, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada,  etc.), véanse los apartados específicos de estos trastornos (en el  menú de esta Web, Profesionales / Trastornos de ansiedad / Aspectos esenciales). 
No  bastará sólo con adquirir información, sino que después habrá  que pasar a la acción y comenzar a usarla. Por ejemplo, aunque puede  ser útil saber que la práctica diaria de la relajación nos puede  enseñar a relajarnos más fácilmente en un determinado momento,  para adquirir esta habilidad tendremos que incluir unos 20 minutos de  relajación en nuestra rutina diaria. Al cabo de unos pocos meses,  habremos adquirido esa habilidad y nos sentiremos más desactivados y  menos ansiosos. 
Véase  el apartado Profesionales / Técnicas de tratamiento eficaces / Psicológicas / Relajación en el menú de  esta Web. 
Véase  la Guía de Autoayuda “Aprenda a relajarse”, en el siguiente  enlace 
http://www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/library/plantillas/externa.asp?pag=../../contenidos/publicaciones/Datos/567/pdf/23_guia_relajarse.pdf 
Entender  bien las técnicas de reestructuración cognitiva puede ser  complicado, pero la lectura de esta Web, la realización de los  ejercicios propuestos, o la lectura de textos complementarios, pueden  ayudarnos a ir desarrollando la habilidad para observar nuestras  tendencias erróneas a la magnificación y a la rumiación obsesiva.  Si somos capaces de identificar esos sesgos cognitivos, será más  fácil aprender a disminuir su frecuencia e intensidad. 
Véase  el apartado Profesionales / Técnicas de tratamiento eficaces / Psicológicas / Cognitivas en el menú de  esta Web. 
Véase  la Guía de Autoayuda “¿Cómo hacer frente a las preocupaciones?”  en el siguiente enlace 
http://www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/library/plantillas/externa.asp?pag=../../contenidos/publicaciones/Datos/567/pdf/20_guia_preocupaciones.pdf 
Además  de los contenidos de esta Web, los enlaces a otros recursos, los  ejercicios propuestos, siempre es bueno leer libros. Venza  sus temores (Peurifoy, 1992) es  un libro de carácter eminentemente práctico, divulgativo y  operativo. Dado que padecer e intentar superar un trastorno de  ansiedad conlleva importantes problemas a quien lo padece, este libro  intenta dar información sobre los distintos trastornos relacionados  con la ansiedad, el miedo y el estrés, así como pautas para  identificar las emociones negativas asociadas a ellos, con el fin de  controlarlas y reducirlas eficazmente. En él se elabora un programa  de autoayuda, con actividades prácticas que debe realizar el lector,  a lo largo de 15 capítulos. 
  
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