Trastornos cardiovasculares
En este apartado se incluyen una serie de trastornos cardiovasculares como la arritmia, la hipertensión esencial o el infarto. Se trata de enfermedades médicas que están asociadas con emociones negativas (especialmente, ansiedad, ira, tristeza-depresión), así como con estrés. Aunque todas son enfermedades del mismo grupo, existen diferencias importantes entre ellas, como veremos.
Las enfermedades vasculares constituyen hoy la primera causa de muerte en países industrializados y son responsables de más del 30% de todas las muertes del mundo.
Los principales factores de riesgo que clásicamente han sido considerados por la medicina son: la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la obesidad, la hiperglucemia y el tabaco. En las últimas décadas ha cobrado gran interés el estudio del estrés como factor de riesgo independiente y que a su vez puede interaccionar con los factores de riesgo clásico.
En un meta-análisis sobre 11 estudios europeos con más de 118 mil casos, de los que se tienen datos de seguimiento para casi 44 mil, se encontró que los individuos con más estrés laboral eran más propensos que los que no tienen estrés laboral para tener 4 factores de estilo de vida poco saludables (los factores utilizados para definir los estilos de vida saludables y no saludables fueron el índice de masa corporal, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la actividad física en el tiempo libre) (odds ratio [OR] = 1,25, 95% intervalo de confianza [IC] = 1,12, 1,39), a su vez tenían menos probabilidades de tener 4 factores de estilo de vida saludables ( OR = 0,89, IC 95% = 0,80, 0,99). Las probabilidades de que la adopción de un estilo de vida saludable durante el estudio de seguimiento fueron menores entre las personas con alto estrés laboral que entre aquellos con bajo estrés laboral (OR = 0,88, IC 95% = 0,81, 0,96).
El estrés laboral se asocia con estilos de vida poco saludables y la falta de estrés se asocia a estilos de vida saludables, pero los análisis longitudinales sugieren que no hay relación de causa-efecto directa entre el estrés relacionado con el trabajo y estilo de vida.
En un estudio realizado en España se analizó el estrés laboral y los diferentes parámetros asociados con la dislipidemia (el metabolismo de los ácidos grasos) en el organismo de 91.593 empleados españoles (de ambos sexos) que acudieron a realizarse un chequeo médico. Se encontró que la prevalencia de estrés laboral fue del 8.7% y se asoció significativamente con un mayor riesgo de padecer dislipidemia. La investigación encontró que las personas que informaron de mayores dificultades para hacer frente a su trabajo tenían niveles más altos del denominado "colesterol malo" (colesterol LDL) y menores niveles de colesterol "bueno" (colesterol HDL). Los niveles altos de colesterol LDL pueden obstruir las arterias, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria.
En una revisión sistemática de estudios prospectivos se encontró que existe una fuerte evidencia en este tipo de estudios sobre el papel etiológico (seguimiento de población sana con diferentes niveles en los factores psicosociales) y pronóstico (seguimiento de pacientes coronarios con distintos niveles de hostilidad, depresión ansiedad, estrés laboral y apoyo social) de la depresión, el apoyo social y factores psicosociales del trabajo sobre la enfermedad coronaria, como puede verse en la siguiente Figura que resumen los resultados.
1. Arritmia
Veamos el caso de una persona con arritmia que consulta a la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) su problema. Esta es su descripción de lo que le sucede.
“Para mí ha sido como un milagro encontrar vuestra dirección en Internet, os cuento mi problema y aparte de si podéis enviarme la información que ya anunciáis (que creo que es súper interesante para personas como yo) me gustaría si pudierais contestarme a una pregunta que es la que me tiene más atormentada.
Mi vida no ha sido fácil, tengo una madre con problemas, infancia llena de temores, inseguridad y miedo, maltrato psicológico y físico de mi marido, separación con un niño de 15 meses con problemas físicos,... y un largo etcétera.
Ahora tengo un hijo feliz, y sano, nuestra vida es estable, vivo en la montaña donde mi hijo y yo todavía somos más felices, estoy bien conmigo misma y ya he podido demostrarme quien soy, soy una mujer valiente con muchas ganas de vivir.
Mi hijo ahora tiene 8 años yo tengo 39, y hace más o menos 5 o 6 años empecé con arritmias. Me han visto infinidad de cardiólogos, me han hecho casi todas las pruebas y no tengo nada, a nivel orgánico, pero tengo extrasístoles supraventriculares, que ya sabemos que pueden ser nerviosas, pero tengo también extrasístoles ventriculares al mínimo esfuerzo y en su recuperación.
Yo noto que me empiezan tanto por esfuerzo como por cansancio, como por nervios, siempre son en cuanto mi ritmo cardiaco se pone a partir más o menos a 100 pulsaciones por minuto. He hecho largos tratamientos contra la ansiedad y las arritmias continúan, tuve crisis de ansiedad, (ahora ya no tengo) estuve ingresada una semana, hace ya varios años. Ahora estoy tomando betabloqueantes y un poco de Trankimazin, las arritmias siguen igual, aunque el ritmo de mi corazón es más regular, estoy visitando a un psicólogo, y a él no le extraña que esté como estoy después de todo lo que he pasado, pero mi vida ahora está bien, solo hay una cosa que me tiene ansiosa las EXTRASÍSTOLES VENTRICULARES ya que en teoría no son nerviosas, pero sí peligrosas.
Ahí va mi pregunta: ¿Es posible que tanto estrés, y tanto sufrimiento haya podido provocármelas? ¿Es posible que de la misma manera que han venido me las pueda quitar? Yo soy de las que piensa que la mente es muy poderosa y que si es todo "de coco" yo me siento capaz de poder superarlo, pero no he encontrado a nadie que pueda responderme a esta pregunta, no sé si Uds. conocerán algún otro caso como el mío, espero su respuesta y les agradezco de antemano que los que estamos sufriendo podamos encontrar a gente como Uds. a los que podemos recurrir.
Muchísimas gracias.”
La mejor forma de responder a estas cuestiones es dar información general en la que la persona afectada encuentre sus propias respuestas. Además, esta información general servirá para casos similares.
Las arritmias funcionales son desórdenes fisiológicos caracterizados por reacciones bruscas de la tasa cardiaca, sin un motivo aparente, y sin que haya una lesión orgánica.
Para conocer las arritmias des un punto de vista médico, véase la Web del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos dedicado a las arritmias, en español.
Explorar Arritmia
Véase también el tutorial interactivo sobre arritmia cardiaca de Medline Plus en español.
Pero veamos información básica sobre arritmias funcionales desde un punto de vista psicológico:
1) las arritmias funcionales son desórdenes fisiológicos que cursan con niveles altos de ansiedad y estrés
2) en estos casos la tasa cardiaca puede alcanzar unos niveles muy altos (entre 100 y 160 pulsaciones por minuto), sin ninguna causa física o biológica
3) algunas personas que experimentan este tipo de síntomas comienzan a asociar activación fisiológica y arritmia, de manera que el estrés psicosocial o el ejercicio físico tienden a provocar fuertes taquicardias que son reacciones desproporcionadas a la situación que se está viviendo
4) llega un momento de su trastorno en el que simplemente por salir de casa o hacer algún tipo de ejercicio físico cotidiano, como andar o subir una escalera, se produce la taquicardia
5) por lo general, el paciente cree que tiene una enfermedad cardiaca grave, a pesar de que los diferentes cardiólogos que ha visitado no hayan podido diagnosticar esta enfermedad cardiaca
6) sin embargo, el paciente está convencido de que en una de sus crisis (taquicardias intensas, sin un motivo aparente) puede llegar a morir, por un infarto de corazón
7) las crisis le hacen creer firmemente en esta posibilidad de estar teniendo un infarto y que va a morir
8) una vez que se ha descartado la existencia de un problema orgánico, sólo queda la hipótesis de un trastorno funcional (un órgano que no funciona adecuadamente, aunque no exista lesión)
9) en los problemas funcionales muchas veces influye el estrés; cuando una persona tiene un ataque de pánico suele coincidir con una época de mucho estrés (psicosocial, o de otro tipo); lo mismo sucede con las arritmias funcionales
10) la tasa cardiaca es una respuesta fisiológica que se puede alterar con el ejercicio físico, las emociones, los pensamientos, la respiración, otras respuestas fisiológicas, etc.
11) como tal respuesta fisiológica, puede también someterse a diversos aprendizajes
12) así, por ejemplo, después de haber vivido una situación emocional intensa, el corazón vuelve a latir más deprisa cuando tenemos que volver a enfrentarnos con esa misma o situación, e incluso con una situación similar en algún aspecto
13) otro ejemplo de aprendizaje: una persona puede haber aprendido a dar una alta tasa de respuesta cardiaca cuando piensa en un determinado tema que le preocupa
14) lo mismo que se puede aprender a dar una tasa cardiaca más alta en presencia de una situación, también se puede reaprender a producir habituación (es decir, disminución de la tasa cardiaca) ante esa misma situación
15) la tasa cardiaca se ve alterada en cuanto evaluamos una situación novedosa: la novedad puede producir en un principio interés (suele disminuir un poquito la tasa cardiaca), después puede provocar miedo o ansiedad (aumentando, en tal caso, la tasa cardiaca)
16) el aumento de tasa cardiaca tiene un valor funcional (si se da en todos los mamíferos, servirá para algo): el aumento de bombeo de sangre hace llegar más oxígeno y nutrientes a las células; luego el aumento de tasa cardiaca es bueno ante una emergencia en la que tenemos que utilizar la fuerza de los músculos (atacar, huir, estar en alerta, etc.), o concentrar nuestra atención, etc.
17) una persona que piensa que puede tener un problema muy grave porque su corazón se está acelerando sin una causa aparente, se asustará lógicamente ante este aumento no explicado y controlado; pero este temor, hará que su cuerpo reaccione como si de una emergencia real se tratara, es decir, aumentará más su tasa cardiaca; a su vez, este nuevo aumento de tasa cardiaca le asustará más... (y se produce un círculo vicioso o espiral creciente, de manera que cada vez le late más deprisa y fuerte el corazón y cada vez está más asustado)
18) una persona que ha vivido algunas situaciones como la que acabamos de describir (círculo vicioso) aprende a dar una tasa cardiaca muy alta en cuanto se asusta por algún motivo, o en cuanto se incrementa ligeramente su tasa cardiaca, por el motivo que sea, físico o psicológico; esta persona habrá desarrollado así una arritmia funcional que le incapacita para hacer el ejercicio físico cotidiano que supone, por ejemplo, el salir de casa, subir una cuesta, subir unas escaleras, montar en bicicleta, etc.; esta persona puede llegar a sufrir una especie de agorafobia sin ataques de pánico, al evitar casi todos los pequeños esfuerzos físicos, incluso salir de casa.
Ahora veamos un caso con arritmias funcionales que recibió tratamiento psicológico cognitivo-conductual. Veamos la descripción del caso, el tratamiento y los resultados obtenidos.
Descripción del caso:
1) varón, 28 años, con taquicardias desde hace 5 años
2) ha visitado varios especialistas en cardiología, aporta 3 informes, no le encuentran la lesión que él cree tener
3) en las pruebas de esfuerzo físico rápidamente alcanza 160 pulsaciones por minuto, pero no se encuentra una causa médico-biológica
4) al inicio del problema si salía de casa, subía una cuesta, etc. le daba la taquicardia
5) poco a poco va abandonando la actividad física que realizaba, por ejemplo, ha dejado de montar en bicicleta
6) poco a poco su vida social, laboral, de pareja, etc. se ha ido limitando, reduciendo; por ejemplo, llega un momento que su novia tiene siempre que ir a su casa y no salen de ella
7) después de cinco años con el problema de arritmia ha perdido el trabajo, la novia, no sale de casa, etc.; su problema: una arritmia funcional
8) comienza a estar deprimido, principalmente por las pérdidas que ha sufrido (novia, trabajo, vida social, etc.)
Tratamiento:
1) cuando llega a consulta necesita y está tomando desde hace años un betabloqueante (Sumial), para disminuir su tasa cardiaca, al que se ha habituado ya, no hace el mismo efecto, pero si deja de tomarlo es peor todavía
2) también toma un antidepresivo, que no parece estar resolviendo el problema, en todo caso paliando la sintomatología depresiva
3) se le entrena durante unos 8 meses con técnicas cognitivo-conductuales, al principio del tratamiento con una frecuencia de una sesión por semana
4) con reestructuración cognitiva, se le suministra información psicoeducativa sobre el papel de la ansiedad y el estrés sobre la tasa cardiaca, el aprendizaje emocional en general y de la tasa cardiaca (condicionamiento clásico, procesos cognitivos, el papel de la atención, los sesgos cognitivos, etc.), según el esquema de la Figura siguiente; se le enseña a observar sus pensamientos erróneos sobre las taquicardias que sufre, así como a observar la relación entre la excesiva atención que presta a su disfunción y el aumento de ésta; se le invita a reducir esas magnificaciones, rumiaciones y tendencias erróneas, sugiriéndolo ejercicios de refocalización de la atención y disminución de la importancia de sus síntomas, como método para reducirlos; se resalta el valor de los 3 informes de los cardiólogos, que coinciden plenamente; se resalta el papel de las interpretaciones cognitivas, que aumentan la tasa cardiaca, frente al efecto del betabloqueante para disminuirla; adicionalmente se trabajan las técnicas de solución de problemas, para abordar decisiones importantes, así como la inoculación de estrés para hacer frente a sus primeras salidas del “hogar seguro”
5) se enseñan y practican ejercicios de relajación muscular progresiva, relajación respiratoria y relajación por imaginación; se desarrolla el hábito de practicar diariamente estos ejercicios en casa, que se supervisan y corrigen en consulta
6) exposición gradual reforzada a las situaciones y conductas que ha estado evitando, como salir de casa, volver a estudiar, búsqueda de empleo, retomar las relaciones sociales, pareja, etc.
Resultado:
1) cuando se le da el alta, al cabo de 8 meses, ha desaparecido la arritmia, que había ido disminuyendo progresivamente, a pesar de no evitar las situaciones asociadas con incremento de la tasa cardiaca
2) no tiene problemas de ansiedad, ni de depresión, que también han ido disminuyendo progresivamente desde centiles 99 y 95, respectivamente, hasta niveles normales de 45 y 40
3) pudo dejar de tomar el betabloqueante y el antidepresivo, bajo control médico
4) ha vuelto a salir de casa, hacer ejercicio, trabajar y tiene una nueva pareja
Seguimiento a los 3 y 6 meses:
1) se conservan los logros terapéuticos alcanzados en el momento del alta
2) se siguen produciendo mejoras significativas en la readaptación laboral y social
2. Hipertensión
La hipertensión arterial (HTA) es el principal factor de riesgo cardiovascular, tanto cuantitativo, por la alta prevalencia que presenta en nuestra sociedad, como cualitativo por tratarse de un factor independiente a la hora de modificar la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular.
Se trata además de un factor modificable, sobre el que podemos intervenir, y de ahí la importancia sociosanitaria y el esfuerzo económico que en su control se invierte.
La hipertensión arterial provoca alteraciones a nivel de los llamados órganos diana (cerebro, corazón, riñón y grandes arterias), que pueden ser detectadas de manera precoz cuando aún están en una fase subclínica y que tienen una gran importancia pronóstica.
La prevalencia en España es del 45,1% en la población de 35-64 años, superando el 65% en mayores de 65 años. Se estima en un 40% para todos los adultos con edad mayor o igual a 20 años. Algo menos de un tercio (32%) de todos los hipertensos están en tratamiento. Sólo un 5% de todos los hipertensos tiene su presión controlada. La HTA es una patología globalmente más frecuente en el varón que en la mujer, si bien a partir de la quinta década es más frecuente en mujeres.
Basándonos en la distribución que la hipertensión arterial presenta en la población española y su relación ya establecida con las enfermedades cardiovasculares, se ha estimado que esta enfermedad vascular está relacionada con el 46.4% de las muertes por enfermedad cerebro-vascular y con el 42% de las muertes por cardiopatía isquémica.
En el 95% de los casos la hipertensión arterial es de tipo esencial, entendiéndose como tal un trastorno multifactorial que no está provocado por una patología orgánica.
Los factores ambientales, por el contrario, están muy claramente establecidos:
1) la obesidad
2) el sedentarismo
3) el consumo de tabaco
4) el consumo de alcohol
5) la ingesta de sal
6) el estrés y las emociones negativas (ansiedad, e ira interna)
Para conocer la hipertensión arterial des un punto de vista médico, véase la Web del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos dedicado a la hipertensión arterial, en español.
Explorar Presión arterial alta
Véase también el tutorial interactivo sobre hipertensión esencial de Medline Plus en español.
La influencia de los factores psicosociales en la hipertensión esencial está bien demostrada. Así, en un estudio en el que se analizaron los datos de 10 países que participaron en las Encuestas sobre Salud Mental en el Mundo (WHM) promovidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (N = 18.630) con el fin de evaluar la relación entre la adversidad en la niñez y la hipertensión del adulto, se encontró que dos o más adversidades de la infancia temprana, así como la depresión y la ansiedad de aparición temprana, se asociaron de forma significativa con la hipertensión. Una serie de adversidades específicas de la infancia, así como la aparición temprana de trastorno de fobia social y el trastorno de pánico / agorafobia, se asociaron de forma significativa con la hipertensión. En el análisis multivariado, la presencia de 3 o más adversidades de la infancia se asoció con la hipertensión, incluso cuando la depresión-ansiedad de aparición temprana o depresión-ansiedad actuales se incluyesen en el modelo. Esto es un dato que apoya el papel del estrés y las emociones negativas en la patogénesis de la hipertensión.
En un estudio que recoge datos de 17 países sobre las encuestas epidemiológicas de salud mental en el mundo, promovidas por la OMS, se encontró que todas las condiciones físicas (obesidad, diabetes, asma, hipertensión, artritis, úlcera, trastornos cardiovasculares, dolores de cuello-espalda, dolor de cabeza y múltiples dolores) se asociaron significativamente con depresión y/o trastornos de ansiedad, no habiendo variación importante entre ambos desórdenes emocionales en la fuerza de asociación, pero sí entre las condiciones físicas (OR 1.2 – 4.5); además, la comorbilidad del trastorno depresivo y de ansiedad estuvo más altamente asociada con varias de estas condiciones físicas que cada uno de estos trastornos mentales por separado. Para la hipertensión, la probabilidad de asociación con un trastorno depresivo era un 50% mayor (OR=1,5), para algún trastorno de ansiedad del 70% (OR=1,7) y para un trastorno comórbido de ansiedad y depresión del 80% (OR=1,8).
En ensayos controlados aleatorizados se ha demostrado que el entrenamiento en manejo del estrés produce cambios significativos en los niveles de presión arterial sistólica y diastólica, que se mantienen e incluso mejoran en el seguimiento. La cantidad de reducción de la presión arterial sistólica correlaciona positivamente con la reducción en el estrés psicológico (r = 0,34) y el cambio en los estilos de afrontamiento de ira (r = 0,35 a 0,41).
En una revisión sistemática de la literatura publicada se identificaron 107 estudios sobre la reducción del estrés y la presión arterial. Diecisiete ensayos con 23 comparaciones de tratamiento y 960 participantes con presión arterial elevada cumplieron con los criterios para los ensayos controlados aleatorios bien diseñados y se repitieron dentro de las categorías de intervención. Se utilizó un meta-análisis para calcular los cambios de la presión arterial para el biofeedback, -0.8/-2.0 mm Hg ( P = NS); biofeedback relajación asistida, 4,3 / 2,4 mm Hg ( P = NS), relajación muscular progresiva, -1,9 / -1,4 mm Hg ( P = NS), la formación en gestión del estrés, -2.3/-1.3 mm ( P = NS), y el programa de Meditación Trascendental, -5.0/-2.8 mm Hg ( P = 0.002/0.02). La evidencia disponible indica que entre los enfoques de reducción de estrés, el programa de Meditación Trascendental se asoció con reducciones significativas en la presión arterial. Datos relacionados sugieren mejoras en otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y los resultados clínicos.
La pérdida de peso mediante dieta reduce de manera significativa la presión arterial, en cambio el ejercicio físico por sí solo no reduce la hipertensión si no se consiguen reducciones del peso. La medicación para reducir peso (orlistat y sibutramina), reduce más el peso que el tratamiento placebo, pero no consigue mejores reducciones de la presión arterial que con la pérdida de peso por dieta, e incluso la sibutramina aumenta la presión arterial sistólica.
En la investigación con estudios caso-control, el grupo de hipertensión esencial muestra mayor ira interna o internalización de la ira, lo que implica que cuando el individuo hipertenso se siente airado o enfurecido tiende con mayor frecuencia a refrenar o intentar suprimir sus sentimientos de ira. El perfil emocional del paciente hipertenso se caracteriza por puntuaciones más altas en ansiedad y en expresión interna de la ira.
3. Enfermedad coronaria
La enfermedad coronaria, conocida también como enfermedad de las arterias coronarias, es una afección en la que la placa de colesterol (ateroma) se deposita dentro de las arterias coronarias. Las arterias obstruidas dejan de suministrar sangre y oxígeno al músculo cardíaco (miocardio), que es el músculo del corazón.
La placa está formada por grasa, colesterol, calcio y otras sustancias que se encuentran en la sangre, especialmente de las personas con estilo de vida no saludable. Cuando la placa se deposita en las arterias produce una enfermedad llamada aterosclerosis. El depósito de placa se produce en el transcurso de muchos años y puede producir distintos trastornos, como el infarto.
Para conocer la enfermedad coronaria des un punto de vista médico, véase la Web del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos dedicado a la enfermedad coronaria, en español.
Explorar Enfermedad coronaria
Véase el vídeo sobre enfermedad de las arterias coronarias de Medline Plus en español.
En las encuestas epidemiológicas sobre trastornos mentales de la población, promovidas por la OMS, se encontró en un estudio con 17 países de los diferentes continentes que las personas con enfermedad coronaria era más probable que sufrieran también un desorden emocional (trastorno de ansiedad y/o trastorno depresivo) que las personas físicamente sanas. Los trastornos específicos del estado de ánimo y de ansiedad se produjeron entre las personas con enfermedades del corazón a tasas más altas que las que entre las personas sin enfermedad cardíaca. Ajustado por sexo y edad, los odds-ratios agrupados fueron:
OR=2,1 con trastornos del estado de ánimo
OR=2,1 con depresión mayor y OR=2,4 con distimia
OR=2,2 con trastornos de ansiedad
OR=2,1 con agorafobia y OR=2,7 con pánico
OR=1,4 para el abuso / dependencia del alcohol
Estos resultados sugieren que pueden existir factores comunes de riesgo para el desarrollo de desórdenes emocionales y problemas del corazón. Se trataría de factores que son comunes a las distintas culturas, lenguas y estilos de vida, como es el caso del estrés y la emocionalidad negativa.
Como ya hemos señalado, en un estudio realizado en España se encontró relación entre el estrés laboral y los diferentes parámetros asociados con la dislipidemia: niveles más altos del denominado "colesterol malo" (colesterol LDL) y menores niveles de colesterol "bueno" (colesterol HDL). Los niveles altos de colesterol LDL pueden obstruir las arterias, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria.
También hemos visto, que en un meta-análisis sobre 11 estudios europeos con más de 118 mil casos, de los que se tienen datos de seguimiento para casi 44 mil, se encontró que el estrés laboral se asoció con estilos de vida poco saludables, mientras que la ausencia de estrés se asocia a estilos de vida saludables.
4. Infarto o ataque cardiaco
El ataque cardíaco, infarto de miocardio o ataque al corazón se produce por la obstrucción del flujo de sangre en una parte del miocardio (músculo cardíaco). Si el flujo de sangre no se restablece rápidamente, esa sección del músculo cardíaco (o músculo del corazón) comienza a morir (necrosis).
Los ataques cardíacos están entre las principales causas de muerte de hombres y mujeres en los países occidentales. Si se trata a tiempo, a los pocos minutos de producirse, existen tratamientos excelentes para los ataques cardíacos. Estos tratamientos pueden salvar vidas y prevenir discapacidades.
El tratamiento del ataque cardíaco es más eficaz cuando se administra inmediatamente después de que se presentan los síntomas.
El síntoma más frecuente del ataque cardíaco es el dolor precordial o molestias en el pecho. La mayoría de los ataques cardíacos se presentan con molestias en el centro o el lado izquierdo del pecho, que a menudo duran más de unos pocos minutos o desaparecen y vuelven a aparecer. Las molestias pueden sentirse como presión incómoda, opresión, sensación de incomodidad o dolor. La sensación puede ser leve o intensa.
Para conocer más sobre el infarto o ataque cardiaco desde un punto de vista médico, véase la Web del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos dedicado al infarto, en español.
Explorar Ataque cardíaco (ataque al corazón)
Véase también el tutorial interactivo sobre ataque cardiaco de Medline Plus en español.
Según el estudio InterHeart, con unos 25.000 participantes de los que la mitad aproximadamente había sufrido un infarto de miocardio, cabe concluir que el estrés, la depresión y otros factores psicológicos asociados suponen un riesgo atribuible a la población de casi un 33% para sufrir un infarto. Los principales factores de riesgo y protección pueden verse en la Figura siguiente, con ellos se explica aproximadamente el 90% de las diferencias entre las personas que han sufrido infarto y las que no. Como puede verse el estrés psicosocial es uno de los más importantes, pues está entre los tres primeros factores de riesgo junto al colesterol y fumar.
Las personas con más estrés, más depresión, etc., tienen un riesgo considerablemente mayor de sufrir un infarto de miocardio que las personas sin estrés. Las diferencias encontradas fueron consistentes a través de las regiones, en diferentes grupos étnicos, y en varones y mujeres. Los autores del artículo concluyen que se deben desarrollar esfuerzos por modificar estos factores psicológicos que afectan a la salud física y a la esperanza de vida.
5. Accidente cerebrovascular
Los ataques cerebrales suceden cuando se detiene el flujo sanguíneo al cerebro. En apenas unos minutos, las células cerebrales empiezan a morir (necroxia), lo que puede ocasionar daño neurológico, pérdida funcional dependiente de la zona dañada e incluso la muerte.
Existen dos tipos de derrames cerebrales. El tipo más común, llamado ataque cerebral isquémico, es causado por un coágulo sanguíneo que bloquea o tapona un vaso sanguíneo en el cerebro. El otro tipo, llamado ataque cerebral hemorrágico, es causado por la ruptura de un vaso sanguíneo que sangra hacia dentro del cerebro. Los "mini-derrames cerebrales" o ataques isquémicos transitorios, ocurren cuando el suministro de sangre al cerebro se interrumpe brevemente.
Los síntomas de un derrame cerebral son:
1. Entumecimiento o debilidad repentinos en el rostro, brazos o piernas (especialmente de un lado del cuerpo).
2. Confusión súbita, dificultad para hablar o entender
3. Problemas repentinos para ver con uno o ambos ojos
4. Dificultad repentina para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación de los movimientos
5. Dolor de cabeza súbito y severo sin causa conocida
Véase más información médica sobre el accidente cerebrovascular y temas relacionados en Medline Plus en español.
Véase la Guía de Práctica Clínica de Prevención Primaria y Secundaria del Ictus del Sistema Nacional de Salud.
Los principales factores de riesgo son similares a los del infarto de miocardio, como puede verse en la siguiente Figura, que resume los encontrados en el estudio InterStroke: hipertensión, tabaquismo, obesidad, dieta, actividad física, diabetes, exceso de consumo de alcohol, estrés psicosocial, depresión, causas cardiacas y colesterol.
Véase la presentación “Trastornos_psicofisiologicos_cardiovasculares.pdf”
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