Trastornos del estado de ánimo
En los momentos en los que acabamos de sufrir una pérdida importante es inevitable y es útil experimentar una profunda tristeza e incluso iniciar un periodo de duelo, caracterizado por la reflexión, la desactivación conductual y la melancolía, en el que iremos madurando, dando significado a la pérdida, readaptándonos a la nueva situación y tal vez planteándonos una reorientación de nuestra vida.
Sin embargo, cuando algunas personas sufren una pérdida importante, especialmente las personas propensas a la depresión, tienden a interpretar los hechos negativos en términos que les puede hacer sufrir más todavía e incluso desarrollar un problema. Por ejemplo, cuando se hacen interpretaciones de causalidad de tipo interno (la causa depende de mí), global (independiente de las situaciones) y estable (a lo largo del tiempo); por ejemplo, “ha sido por mi culpa, como sucede con todo, desde siempre”.
Esta tendencia a buscar causas internas, estables y globales a los sucesos negativos hace que el individuo tienda a experimentar tristeza y a deprimirse cuando tales sucesos negativos ocurren, dando lugar a la aparición de una hipótesis explicativa de la depresión (“depresión por desesperanza”), en estos casos, basada en este sesgo o error cognitivo de tipo atribucional.
Con frecuencia estos desórdenes emocionales de tipo depresivo se podrían prevenir con buena información, un buen análisis de la situación y la modificación de nuestra interpretación y nuestra conducta. Pero si, por el contrario, actuamos de manera que nos obsesionamos con la causa de nuestra tristeza, no paramos de darle vueltas, magnificamos la amenaza de la pérdida (provocando ansiedad), entonces cuando se produzca dicha pérdida (aunque no sea objetivamente muy importante) estaremos probablemente abocados a sufrir una fuerte reacción de tristeza, que se podría complicar por nuestros errores cognitivos (magnificación de la pérdida, repaso permanente, atribuciones de causalidad erróneas, etc.) y acabar en una depresión.
Si responde a las preguntas del Cuestionario de Estado Emocional podrá saber si en este momento su estado de ánimo es normal, triste o muy triste. Esto le puede ayudar a conocer cómo se encuentra y si sería conveniente realizar alguna actividad relacionada con la mejora o prevención de su estado de ánimo.
Véase el apartado sobre prevención de las depresiones. En este apartado encontrará una autoevaluación complementaria de la anterior que le puede ayudar a entender mejor cómo se encuentra. Además, encontrará ejercicios de psicoeducación que le ayudarán a sentirse mejor. Por ejemplo, podrá analizar si usted presenta algunos factores de riesgo, así como ejercicios para conocer mejor algunos de estos factores y poder modificarlos. Todo ello supondrá un excelente ejercicio de autocuidado para no caer o mejorar cuando nos encontramos con un estado de ánimo bajo o depresivo.
Si su nivel de psicoeducación sobre este tema ha progresado lo suficiente tal vez pueda abordar los apartados sobre Manejo de la depresión, e incluso Trastornos del estado de ánimo en los que encontrará más información, más ejercicios de autoevaluación y más propuestas para mejorar sus conocimientos y manejo emocional.
Los profesionales pueden acceder a otro apartado más extenso sobre Desórdenes emocionales.
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