Autorregulación emocional
Autorregulación emocional
La regulación emocional se refiere a aquellos procesos externos e internos responsables de autoobservar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales para cumplir nuestras metas.
La regulación emocional se refiere a aquellos procesos externos e internos responsables de autoobservar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales para cumplir nuestras metas.
Aunque las reacciones emocionales nos ayudan a adaptarnos mejor a ciertas situaciones relevantes para la vida, en algunas circunstancias dichas reacciones nos pueden producir algunos problemas de adaptación e incluso de salud. En este sentido general podemos hablar de "desórdenes emocionales" y, en parte, pueden ser reacciones emocionales aprendidas ante situaciones que previamente no provocaban tales reacciones.
Las diferencias individuales hacen que en cada persona las emociones se manifiesten de una determinada manera, por lo que la sobreexposición a situaciones y respuestas emocionales adopta diversos caminos en los distintos individuos.
Aunque la activación fisiológica y el malestar psicológico producidos por las reacciones emocionales negativas se consideran respuestas adaptativas ante las situaciones que las provocan (peligro físico, amenaza, daño, pérdida, etc.), resulta difícil mantener tal estado de alerta y malestar a lo largo del tiempo, sin que surjan por ejemplo disfunciones en los sistemas físicos que están sobreactivados,
En general, altos niveles de emocionalidad negativa, especialmente altos niveles de ansiedad, están relacionados con elevada activación fisiológica, fuerte malestar subjetivo y amplia sintomatología ansiosa (preocupaciones, sensación de descontrol) que a la larga puede ser también depresiva (tristeza, bajo estado de ánimo).
Hoy se acepta que las emociones positivas (es decir, aquellas que generan una experiencia emocional agradable o placentera, como la alegría) tienden a potenciar la salud, tanto física como mental, mientras que las emociones negativas (las que producen una experiencia emocional desagradable) tienden a disminuirla. A su vez, las personas que gozan de buena salud tienden a experimentar más emociones positivas y menos negativas que quienes han perdido su salud y bienestar.
Una de las funciones de las reacciones emocionales consiste en que nos preparan para la acción (por ejemplo, activándonos). Además nos motivan para poner en marcha o no conductas (así como a acercarnos o a alejarnos de unas situaciones u otras) dependiendo de si generan bienestar o malestar emocional, respectivamente.
Cuando nos enfrentamos a una situación que puede afectarnos positiva o negativamente, hacemos una valoración cognitiva de las consecuencias que nos puede acarrear. Dependiendo de la interpretación que realicemos de la situación (amenaza, pérdida, éxito, etc.), surgirá o no una reacción emocional. Esta reacción emocional nos activa a nivel cognitivo y fisiológico, nos prepara para actuar y nos predispone afectivamente, al generar una experiencia consciente de tipo agradable (emociones positivas) o desagradable (emociones negativas).
Las reacciones emocionales comprenden cambios fisiológicos en todo el cuerpo (respiración, ritmo cardiaco, tensión muscular, sudoración, etc.). La psicofisiología es una disciplina que surgió a finales del siglo XIX para centrarse en el estudio de los cambios fisiológicos asociados a la experiencia emocional.
Las emociones producen una serie de cambios sobre los procesos cognitivos superiores (atención, percepción, memoria, toma de decisiones, valoración, juicios, etc.) y por lo tanto sobre el rendimiento, ya sea en contextos académicos o laborales.