Tristeza y salud física
Las personas con puntuaciones más altas en tristeza-depresión tienen una probabilidad aumentada de mostrar un estilo de vida no saludable, pues la tristeza desactiva el comportamiento social, laboral, de ocio, o la práctica de ejercicio físico, además de generar alta activación fisiológica, malestar emocional, bajo estado de ánimo, consumo de tabaco o de otras sustancias (alcohol, cannabis, etc.), obesidad, dolor crónico, etc.
Existe una relación dosis-efecto entre el grado de tristeza-depresión y la probabilidad de desarrollar factores de riesgo para la salud física, así como problemas de salud física.
A su vez, por lo general, las enfermedades físicas están asociadas con una mayor probabilidad de desarrollar estado de ánimo depresivo. La tristeza y el estado de ánimo depresivo en pacientes crónicos se asocian especialmente con dolor, discapacidad y edad.
Así, por ejemplo en un estudio epidemiológico promovido por la OMS en 17 países se encontró que las personas con artritis reumatoide presentan una mayor probabilidad (1,9 veces superior) de desarrollar depresión y trastornos de ansiedad. Los trastornos del estado de ánimo y trastornos de ansiedad específicos se producían en las personas con artritis a tasas más altas que entre las personas sin artritis (OR=1,9). El abuso del alcohol y la dependencia mostró una asociación más débil y menos coherente con la AR (OR=1,5). El patrón de asociación entre trastornos del estado de ánimo y trastornos de ansiedad específicos y la artritis reumatoide fue similar en todos los países.
En otro estudio de la misma serie (encuestas epidemiológicas de trastornos mentales promovidas por la OMS), en los resultados de 13 encuestas de población general se observaron significativas, aunque modestas asociaciones (OR 1.2 a 1.5) entre obesidad y trastornos depresivos, y entre obesidad y trastornos de ansiedad. Estas asociaciones se concentraron entre las personas con obesidad severa, y entre las mujeres. La edad y la educación tienen efectos variables en los trastornos depresivos y de ansiedad. Conclusiones: Los hallazgos sugieren una relación moderada entre la obesidad (especialmente la obesidad severa) y trastornos emocionales entre las mujeres en la población general. El estudio está limitado por el auto-informe del IMC y no se puede precisar la dirección o la naturaleza de la relación observada, pero puede indicar la necesidad de investigación y atención clínica en la heterogeneidad psicológica de la población obesa.
Se sabe que las personas con depresión mayor tienen un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer, la diabetes tipo 2, la obesidad o las enfermedades cardiovasculares. Quizás la primera causa puede ser los hábitos de vida poco saludables que acompañan a la enfermedad, como la inactividad física, el consumo de alcohol y de tabaco.
Pero recientemente se ha demostrado que los telómeros de las células de personas que han tenido depresión o estrés son más cortos que los de las personas que no han tenido un trastorno depresivo mayor o estrés crónico. Esto es un indicador de envejecimiento celular o biológico. En el estudio se encontró que las personas que estaban o habían estado deprimidas tenían telómeros más cortos que los que nunca habían experimentado la depresión. Esta diferencia fue evidente incluso después de ajustar las diferencias debidas a factores como el estilo de vida o el consumo de alcohol y tabaco. De hecho, los pacientes con depresión más grave o crónica tenían los telómeros más cortos.