Estrés, emociones y otras sustancias
Por lo general, salvando las diferencias individuales, determinadas situaciones, especialmente de carácter social, están asociadas con el consumo de algunas sustancias que cumplen la función de reducir el nivel de ansiedad, mejorar el estado de ánimo, etc. Así, por ejemplo, una fiesta o reunión social, salir de copas, estar con una persona nos gusta, celebrar un acontecimiento emotivo, etc., conlleva muchas veces un consumo alto de alcohol y tabaco, o de otras sustancias, como derivados del cannabis y cocaína.
Sobre este punto son fácilmente observables diferencias transnacionales, relacionadas especialmente con el consumo de alcohol. Las normas y pautas sociales sobre situaciones sociales y consumo de alcohol cambian, por ejemplo, entre los países mediterráneos y los países nórdicos. La mayor disponibilidad del alcohol, las costumbres sociales, etc. tienen una alta incidencia sobre el consumo. Además de estas variables sociales existen otras variables individuales relacionadas con el consumo de alcohol, una de ellas parece ser la ansiedad.
A veces, en otras situaciones incluso todavía más cotidianas, como por ejemplo, cuando una persona intenta dormir, trabajar, o estudiar, surge también la ansiedad. Algunas personas experimentan fuertes reacciones de ansiedad en su vida cotidiana e intentan reducir su malestar tomando algún tranquilizante o ansiolítico. Muchas personas llegan a convertirse en grandes adictos de estas drogas legales.
Aunque, inicialmente, el alcohol, los ansiolíticos, o el tabaco puedan reducir el nivel de ansiedad, aumenten la seguridad personal, o cambien el estado de ánimo hacia unas sensaciones más agradables, a la larga, el consumo de estas sustancias puede hacerse más necesario, para conseguir los mismos efectos, o puede generalizarse a otras situaciones y los síntomas de ansiedad pueden llegar a ser más intensos; especialmente, cuando no es posible seguir consumiendo, por las razones que sean, dichas sustancias.
Se produce así un incremento en espiral, tanto de la necesidad de consumir, como de la ansiedad que se intenta eludir. Si se produce 'dependencia' con respecto a esa sustancia, la ansiedad será especialmente intensa en las fases de abstinencia.
De esta manera, el consumo persigue conseguir tanto los efectos de la sustancia como la evitación de los síntomas de ansiedad. En el tratamiento de algunas adicciones, la ansiedad es por lo tanto un fenómeno importante a tratar. El objetivo será reducir las manifestaciones de ansiedad sin consumir las drogas. A lo largo del tratamiento van a ser varias las técnicas que se emplearán para reducir el nivel de ansiedad.
Por otro lado, cualquiera de las situaciones de estrés a las que está sometido el individuo pueden ser de por sí lo suficientemente intensas como para provocar un desajuste personal y social importante. En algunas ocasiones, esta intensidad del estrés (como estímulo) no puede ser afrontada por el sujeto, produciéndose una fuerte reacción de estrés (como respuesta). Esta reacción puede generar más necesidad de consumo de sustancias que ayuden a superarla. En este tipo de casos, además de reducir el nivel de ansiedad, parte del tratamiento se centrará en enseñar a afrontar el estrés situacional o ambiental que sufren estas personas.
Estas observaciones de carácter general sobre las relaciones entre ansiedad o estrés y necesidad de consumo no se pueden generalizar a todos los individuos, sino sólo a aquéllos que aprenden a realizar tales conductas (generalmente consumatorias) como reacción a su estado de ansiedad o malestar, probablemente con el fin de acabar con dicho estado, aunque a la larga se produzca un incremento en el nivel de ansiedad, en lugar de una disminución. Para estos individuos el mejor tratamiento para eliminar el consumo deberá incluir tratamiento específico en reducción de ansiedad.
En cambio, otros individuos sin duda llegan a la misma necesidad de consumo por otras vías diferentes de la de intentar reducir su ansiedad o mejorar su estado de ánimo. Téngase en cuenta que incluso una misma persona puede consumir una misma sustancia (alcohol o tabaco, por ejemplo) en diferentes ocasiones, con diferentes propósitos, unas veces para relajarse, otras para activarse, etc. El efecto de estas sustancias no es siempre el mismo, estando relacionado con variables psicológicas o situacionales, tales como las expectativas del sujeto, o el tipo de situación en la que se encuentra.
Véanse los enlaces de la Web de Medline Plus en español sobre “Abuso de sustancias adictivas”
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Consumo de drogas, en el siguiente enlace:
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/13256
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Un mundo sin humo, en el siguiente enlace: