Maltrato
El maltrato supone alguna forma de violencia o agresión, física o psicológica, así como la falta de respeto o falta de aprecio hacia otra persona, a la que produce malestar psicológico, daño físico o abuso sexual.
La violencia es el uso intencionado de la fuerza física o del poder contra alguien, que tiene como consecuencias probables la muerte, lesiones físicas, daño psicológico, o alteraciones del desarrollo.
La violencia doméstica o familiar es la que se produce en el hogar. Dentro de este tipo, la violencia contra la mujer es una parte importante, pero también puede afectar a ancianos y a niños.
La Organización de las Naciones Unidas considera violencia contra la mujer todo acto que ocasione daño o sufrimiento físico, psíquico y sexual. La violencia contra la mujer es un problema de salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la violencia doméstica una prioridad internacional para los servicios de salud.
En las Encuestas Epidemiológicas de Salud Mental promovidas por la OMS se ha investigado la prevalencia del maltrato físico o sexual, por parte la pareja, en más de 24.000 mujeres de 10 países, encontrando un rango que oscila entre el 15% y el 75% a lo largo de la vida y entre 4% y 54% en los últimos 12 meses.
Las mujeres que han sufrido en alguna ocasión a lo largo de la vida multiplican por 1,60 la probabilidad (OR=1,60) de sufrir problemas de salud. Es decir, aumenta un 60% la probabilidad de tener peor salud en el caso de las mujeres que han sufrido maltrato físico o sexual frente a las mujeres que no han sufrido maltrato.
En concreto los problemas que presentan las mujeres maltratadas son: dificultad para pasear (OR=1,6), dificultades con las actividades cotidianas (1,6), dolor (1,6), pérdida de memoria (1,8), vértigo (1,7) y pérdida vaginal (1,8). A su vez, las mujeres que han sufrido violencia de la pareja al menos una vez en la vida informaron de más pensamientos suicidas (2,9) e intentos de suicidio (3,8).
En España en un estudio con casi 11.500 mujeres que habían acudido a las consultas de Atención Primaria se encontró que el 24,8% de las mujeres entrevistadas había sufrido violencia física por parte de su pareja. La prevalencia más alta se encontró sobre todo en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla (40,2%) y en la comunidad autónoma de Islas Baleares (32,5%).
En otro estudio realizado también en el contexto de Atención Primaria se encontró una prevalencia similar (25,3%). Las mujeres maltratadas presentaron algún trastorno mental en el 44% de los casos, frente al 15% de las mujeres no maltratadas. En el 68% de las mujeres maltratadas el trastorno mental fue posterior al maltrato.
La mayoría de las mujeres que denuncian presentan alguna de las siguientes características: bajo nivel cultural o socioeconómico, aislamiento psicológico o social, baja autoestima, sumisión, dependencia económica de la pareja.
Por lo general, en las parejas que existe algún tipo de maltrato, ambo componentes de la misma tienen dificultades para manejar sus emociones, especialmente el agresor, sobre todo a la hora de expresar ira e intentar controlar la conducta del otro; pero también, la víctima que con frecuencia se aísla de su entorno en lugar de buscar apoyo social.
La mujer puede sufrir importantes consecuencias por el maltrato a nivel físico, como por ejemplo, lesiones de todo tipo, traumatismos, heridas, quemaduras, relaciones sexuales forzadas, enfermedades de transmisión sexual, embarazos de riesgo y abortos, e incluso la muerte.
Pero también puede sufrir consecuencias a nivel psicológico, incluido el trastornos por estés post-traumático, otros problemas de ansiedad, depresión, intentos de suicidio, abuso del alcohol, las drogas y los psicofármacos, trastornos por somatización, disfunciones sexuales, uso de la violencia con sus propios hijos.
Mientras que a nivel social suele sufrir aislamiento social, pérdida de apoyo, pérdida de empleo, absentismo laboral, aumento de la dependencia económica, etc.
A su vez las consecuencias más importantes sobre los hijos, como testigos de la violencia doméstica, incluyen riesgo de alteración de su desarrollo integral como personas, sentimientos de ansiedad continua por amenaza (su equilibrio emocional y su salud física están en peligro ante la vivencia de escenas de violencia y tensión), dificultades de socialización, adopción de comportamientos violentos con los compañeros, mayor frecuencia de enfermedades psicosomáticas y trastornos psicopatológicos secundarios, con frecuencia son víctimas de maltrato por el padre o la madre.
A largo plazo los hijos de familias con maltrato experimentan violencia transgeneracional (se ha establecido relación entre los niños maltratados y el ejercicio de la violencia por parte de éstos en el ámbito de la futura familia) y tolerancia a situaciones de violencia.
Por otra parte, las consecuencias para el agresor incluyen incapacidad para vivir una intimidad gratificante con su pareja, riesgo de pérdida de esposa e hijos, riesgo de detención y condena, aislamiento y pérdida de reconocimiento social, sentimientos de fracaso, frustración y resentimiento, rechazo familiar y social, dificultad para pedir ayuda psicológica y psiquiátrica.
Véase el documento “Protocolo de actuación en Atención Primaria para mujeres víctimas de malos tratos” de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, que incluye instrumentos de evaluación, en el siguiente enlace