Ira y procesos cognitivos
La intensidad de la ira está relacionada con la valoración cognitiva del daño, de manera que a mayor daño percibido, mayor enfado se producirá.
También está relacionada con atribuciones de causalidad de tipo externo, pues para enfadarse con alguien es necesario realizar una atribución de causalidad o echarle la culpa al otro: el resultado negativo se ha producido porque otra persona no ha tenido en cuenta nuestros intereses. Además, el enfado será mayor si la atribución de causalidad concluye que la causa era de tipo controlable, pero la otra persona no quiso o no hizo lo suficiente para controlar esa causa que ha producido el daño contra mis intereses.
La terapia cognitivo-conductual para el manejo de la ira tiene en cuenta estos principios para llevar a cabo un entrenamiento que consistirá en desarrollar las habilidades necesarias para observar y corregir los procesos cognitivos que desencadenan las frecuentes e intensas reacciones de ira.
Si la persona que sufre problemas de exceso en la expresión de la ira tuviese la creencia irracional que le lleva a percibir que su carácter es irascible por naturaleza y no puede hacer nada para controlarlo, es necesario modificar esta creencia irracional que está sirviendo para justificar que los demás sufran los problemas de su falta de control, pero que también le perjudican a él en su salud, en su comunicación con los demás y en el mantenimiento de relaciones sanas.
Vease el pdf sobre la ira en el siguiente enlace