Estrés académico
Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios en España, el 28% de los hombres y el 39% de las mujeres declaran tener estrés con mucha frecuencia, especialmente debido a trabajo, familia, salud, acontecimientos vitales (divorcio, desempleo, etc.), problemas económicos, presión por el rendimiento escolar (19% de los encuestados) o problemas del tráfico.
Dentro de la categoría de estrés académico se engloban los problemas de estrés que sufren los profesores en el ejercicio de su profesión, así como los que sufren los alumnos especialmente en época de exámenes, entrega de trabajos, tener que hacer presentaciones en público, etc.
Aunque existen grandes diferencias individuales, casi un 50% de los profesores de enseñanza secundaria considera que su estrés laboral es excesivo. Así mismo se estima que alrededor de un 19% de los alumnos sufre estrés relacionado con el rendimiento académico.
La mayoría de las personas incluidas en estos porcentajes sufren niveles de ansiedad altos pero manejables. Sin embargo, un porcentaje significativo termina desarrollando problemas de estrés laboral crónico, como el burnout, problemas de rendimiento y problemas de salud física y salud mental.
Para muchos alumnos, el temor a la reacción de ansiedad (a los síntomas que producen malestar psicológico) lleva a algunas personas a evitar las situaciones ante las que previamente ha surgido dicha reacción.
Así, por ejemplo, algunas personas evitan hacer exámenes, o no pueden presentarse a los exámenes, llegando a desarrollar reacciones de náusea, vómito, diarrea, etc., si intentan entrar al aula.
Evitando las situaciones temidas, se consigue que no surja la ansiedad; pero esta evitación hace que aumente el temor y la inseguridad ante las mismas, de manera que cuando no podamos evitarlas, cuando tengamos que volver a enfrentarnos a ellas, surgirán reacciones de ansiedad más fuertes. De esta manera habremos desarrollado una fobia a tales situaciones.
Algunos niños desarrollan un problema de fobia escolar tras acumular una serie de experiencias estresantes en el colegio, como por ejemplo, profesores que han sido poco sensibles al tratarlos, amenazas o burlas de compañeros e incluso acoso psicológico, que en los casos extremos puede acabar en suicidio.
La alta ansiedad de evaluación es el problema más común en los alumnos que sufren problemas emocionales en el aula. En nuestra civilización las situaciones que provocan ansiedad de evaluación son cada vez más frecuentes. Para poder acceder a la mayoría de los centros educativos es imprescindible superar pruebas de ingreso. El rendimiento escolar se evalúa mediante la realización de exámenes periódicos. Para conseguir trabajo hay que superar pruebas de selección, exámenes psicotécnicos, etc.
Por ello, la ansiedad de evaluación se ha convertido en un problema de gran envergadura, que afecta a muchos jóvenes, no sólo desde un punto de vista educativo sino también social y clínico.
En España, se estima que en enseñanza primaria y secundaria, aproximadamente un 15% de los estudiantes presentan niveles elevados de ansiedad ante los exámenes.
La ansiedad actúa sobre nuestros procesos cognitivos. El efecto puede ser positivo o negativo, dependiendo de la cantidad de estrés. En una primera etapa (con niveles moderados) produce una mejora del rendimiento. La preocupación inicial nos pone en marcha. La ansiedad está estrechamente relacionada con la atención, inicialmente la ansiedad nos alerta. Tenemos más capacidad para relacionar conceptos. Aumenta la velocidad de procesamiento, pensamos más deprisa, anticipamos, etc. La activación fisiológica nos dota de más recursos. Nuestra conducta es más ágil, más rápida.
Sin embargo, con frecuencia la ansiedad ante los exámenes constituye un grave problema no sólo por el elevado porcentaje de estudiantes que la padecen, algunos con una elevada sintomatología ansiosa, sino también porque puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de algunos trastornos (de ansiedad, alimentación, consumo de sustancias, etc.) y, además, ejerce un efecto muy negativo sobre el rendimiento.
Por ello, hay que considerar que un número muy alto de alumnos que sufren fracaso escolar no tienen problemas relacionados con el aprendizaje o con su capacidad, sino con los niveles extremos de ansiedad que presentan ante los exámenes.
La sintomatología que manifiestan los estudiantes con este problema es muy variada, incluyendo respuestas de ansiedad a nivel cognitivo, fisiológico y conductual.
Respuestas cognitivas, tales como preocupación excesiva sobre su actuación y las consecuencias de una mala ejecución, comparación con el resto de los compañeros, pensamientos de autocrítica, falta de concentración, etc.
Respuestas fisiológicas, especialmente molestias gástricas, náuseas, vómitos, diarrea, dificultad para conciliar el sueño, cefaleas, tensión muscular, temblores, respiración rápida y superficial, disnea, etc.
Conductas observables o motoras, como la hiperactividad, movimientos repetitivos e incluso, en determinados casos, la evitación del examen o del centro escolar.
Estos síntomas tienden a incrementarse a medida que se aproxima el examen. A ello hay que sumar el cambio que suele producirse en el estilo de vida de algunos estudiantes, fundamentalmente universitarios, en época de exámenes ya que tienden a dormir poco, aumentar el consumo de cafeína, tabaco, sustancias psicoactivas, tranquilizantes, etc., factores que están relacionados con el desarrollo de desórdenes emocionales.
Inicialmente, el problema de la ansiedad a los exámenes no supone en sí un trastorno mental, pero en algún caso puede estar asociado a trastornos adaptativos de tipo ansioso, trastornos de ansiedad, trastornos de la alimentación y trastornos relacionados con consumo de sustancias.
Es más probable que se lleguen a desarrollar estos desórdenes emocionales en personas con alta ansiedad de evaluación (vulnerabilidad personal, en la que influyen sesgos cognitivos, factores de personalidad, etc.), que llevan varios años preparando un examen muy importante, en el que se juegan mucho, como es una oposición a funcionario público (estrés crónico) o que han realizado un cambio de ciclo en su currículum (por ejemplo, pasar de instituto a la universidad, cambiando de ciudad).
También suele añadir estrés el hecho de que una de las pruebas en un examen muy importante, como la oposición, sea de tipo oral, pues en este caso algunas personas llegan a bloquearse, arruinando su preparación que puede haber implicado años de esfuerzo.
Lógicamente, no todos los exámenes afectan de la misma manera, produciéndose las consecuencias más severas fundamentalmente ante determinadas condiciones: (1) cuando las instrucciones son amenazantes (p.e. de este examen depende tu futuro, si suspendes tendrás que repetir...); (2) cuando hay presión de tiempo, sobre todo, cuando el tiempo para su realización es corto; y (3) cuando la tarea es compleja y requiere de un alto nivel de concentración. Ante estas condiciones, más estresantes, el estudiante ansioso puede llegar a presentar una reducción considerable de su rendimiento.
Sin embargo, la interpretación subjetiva y las diferencias individuales juegan un papel fundamental en la ansiedad a los exámenes. Por ello, el mismo examen no afecta de la misma manera a todos los individuos.
Véase el vídeo de la ponencia presentada por el profesor Fernando Miralles de la Universidad San Pablo CEU en la XVI Reunión Anual de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS)
- Comisión: "Ansiedad y Estrés en el Ámbito Educativo" de la SEAS
Ponencia: “Metacognición y ansiedad en el ámbito educativo”. Fernando Miralles
Existen programas de intervención psicológica cuyo objetivo es que los estudiantes con este problema aprendan técnicas para el control de la ansiedad ante los exámenes y que en definitiva, mejoren su rendimiento.
Por ejemplo, desde la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y en otras universidades, se desarrollan programas de intervención dirigidos a la reducción de la ansiedad ante los exámenes en alumnos con elevada ansiedad de evaluación. Estos programas alcanzan niveles de eficacia muy altos, superiores al 90%, tanto en el control de los niveles de ansiedad como en la mejora del rendimiento académico. Se trata de programas desarrollados en grupo, lo que fomenta la motivación entre sus participantes, e incluyen el aprendizaje de diversas técnicas psicológicas como reestructuración cognitiva, entrenamiento en relajación muscular y respiración abdominal, técnicas de solución de problemas y autoinstrucciones, cambio en hábitos de estudio y de vida.
Programas similares se desarrollan para tratar el estrés laboral de los profesores, que en secundaria tiene un componente importante en el manejo de la conducta de los alumnos en el aula, mientras que en profesores universitarios está más relacionado con poner límites a la actividad profesional. Los dos próximos enlaces pueden ayudarnos a entender el trabajo que realizan los técnicos en prevención de riesgos laborales para tratar de intervenir sobre los problemas que el estrés puede acarrear en el ámbito académico.
Véase la Web desarrollada por FETE-UGT “Herramientas de gestión de los riesgos psicosociales en el sector educativo”
