Las técnicas que no son eficaces
Algunos pacientes con falta de conocimientos sobre su problema, recurren a la fitoterapia (uso medicinal de las plantas) como remedio contra la ansiedad, el estrés o la depresión, creyendo que son menos perjudiciales que los fármacos, “porque son naturales” o “porque crecen en la naturaleza”. Este argumento no se sostiene, pues las hierbas medicinales son exactamente igual de naturales que la cicuta, un poderoso veneno; y, por otro lado, la gran mayoría de los principios activos de los fármacos también provienen de la naturaleza, pues no vienen de Marte.
Pero, además, resulta difícil pensar que una hierba medicinal que contiene 127 principios activos, como la hierba de San Juan, que se toma contra la depresión y otros problemas emocionales, es menos peligrosa que un antidepresivo de farmacia, que contiene un solo principio activo y ha tenido que ser investigado durante años antes de ser autorizado. Es absurdo pensar que una hierba natural como ésta sólo tiene efectos terapéuticos y no tiene efecto secundario alguno. Más bien parece un cóctel (con más de 120 pastillas) demasiado peligroso como para hacer experimentos con nuestra propia salud. De hecho, algunas personas han sufrido serias consecuencias, incluida la muerte, al tomar infusiones de plantas medicinales, por lo que el Ministerio de Sanidad prohibió su uso comercial para la salud en más de 200 casos.
Como ya hemos señalado para que un medicamento pueda ser comercializado debe ser evaluado y autorizado previamente por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), tal y como se establece en la Ley del Medicamento. ¿Cómo se pueden estudiar todas las posibles interacciones de más de 120 principios activos y sus mezclas con un fármaco convencional de consumo frecuente?
Pues difícilmente, aunque poco a poco, se van conociendo algunos problemas, pero a veces con un coste muy alto. Por ejemplo, el hypericum perforatum o hierba de San Juan puede provocar una disminución de las concentraciones plasmáticas y una pérdida del efecto terapéutico de los antirretrovirales, u ocasionar una pérdida del efecto anticonceptivo cuando se utilizan anticonceptivos orales, etc.
Algunas plantas o hierbas medicinales no sólo son de escasa eficacia sino que presentan unos elevados niveles de toxicidad, con resultado de muerte en algunos casos, especialmente si se mezclan entre sí o con fármacos, como ha sucedido ya en varios casos.
Algunos productos distribuidos habitualmente en herboristerías y parafarmacias con nombres tan atractivos como amapola de California, equinácea, ginkgo biloba, oronja verde, hamamelis o pasiflora, entre otras casi 200 plantas, fueron retiradas por Sanidad en el año 2004, ya que, o son tóxicas o presentan la capacidad de interaccionar con distintos medicamentos y generar efectos nada deseables.
Otros tratamientos alternativos, como la videncia, la acupuntura, la homeopatía, las flores de Bach, etc., tampoco han demostrado ser eficaces en la curación de los desordenes emocionales. Aunque, un elevado número de personas utiliza estos tratamientos, probablemente, por falta de información; y otras los recomiendan en Internet, probablemente, por ignorancia y por motivos comerciales.
Muchas personas con problemas de estrés siguen tratamientos alternativos que no están basados en la evidencia científica, como las hierbas medicinales, las flores de Back, los tratamientos homeostáticos, la acupuntura, el Reiki, la programación neurolingüística (PNL), las constelaciones familiares, el coaching, la curandería, el chamanismo, la videncia, etc., entre otros, porque la lista no para de crecer, como ha sucedido siempre que existe la posibilidad de hacer negocio con la salud. Las personas que siguen estos tratamientos no obtienen ni la curación de sus trastornos, ni siquiera en muchos casos la mejoría de sus síntomas. Es simplemente una pérdida de tiempo, de dinero y de salud.
Otros pacientes siguen tratamientos que no han demostrado hoy por hoy ser eficaces, aunque se sigan enseñando, cada vez menos, en algunas universidades, como el psicoanálisis, la terapia de la Gestalt, la terapia humanista, algunos tratamientos homeopáticos, etc. Con cierta frecuencia encontramos que muchos pacientes llevan años siguiendo alguno de estos tratamientos sin conseguir resolver su problema (en todo caso un alivio de síntomas), cuando estos problemas se resuelven en su gran mayoría en unos meses.
Así mismo, otros tratamientos pueden reducir algunos síntomas pero no ser eficaces. Se trata de remedios parciales, es decir, que pueden reducir una parte de la sintomatología que sufra la persona pero no atienden todos los factores implicados en el problema, como por ejemplo aquellos que solo ayudan a reducir la activación fisiológica (la relajación como único tratamiento, hacer yoga, o tai-chi, o deporte, etc.), pero no atienden otros aspectos esenciales como el problema de la actividad cognitiva o los cambios del comportamiento, como las evitaciones conductuales.