Inteligencia emocional
Tradicionalmente, para intentar evaluar las diferencias individuales a la hora de resolver problemas y conseguir metas, la psicología había estudiado la inteligencia, como el conjunto de aptitudes (numéricas, verbales, etc.) y habilidades cognitivas que podía predecir el rendimiento. Desde este enfoque se consideraba que las emociones, puesto que no se basaban en el pensamiento racional y se trataba más bien de impulsos ciegos a la acción, sólo podían entorpecer las capacidades cognitivas de resolución de problemas basadas en la lógica.
Sin embargo, a finales del siglo XX, el estudio científico de las emociones puso de manifiesto que éstas tenían tanta importancia o más que los procesos cognitivos racionales a la hora de explicar y predecir las diferencias individuales en el rendimiento y la consecución de metas.
El estudio de las relaciones entre emociones y procesos cognitivos demostró que no se trataba de dos sistemas separados y antagónicos, sino que la cognición y emoción eran dos sistemas interdependientes, en gran medida, y ambos necesarios para la mejor adaptación al medio. Por un lado, los procesos cognitivos son esenciales en la regulación emocional y, por otro lado, las emociones pueden acelerar, facilitar o bloquear los procesos cognitivos superiores.
En el campo de la inteligencia emocional se estudian las habilidades personales y los procesos cognitivos que facilitan o dificultan la regulación emocional, así como las estrategias y habilidades de regulación emocional que mejoran el rendimiento (académico, laboral, deportivo, etc.), la salud y el bienestar de los individuos.
La inteligencia emocional ha sido definida como un conjunto jerárquico de habilidades cognitivo-emocionales orientadas a la identificación, asimilación, comprensión y gestión de la información emocional, tanto de los estados emocionales en uno mismo como en los demás.
Los especialistas en inteligencia emocional destacan que estas habilidades se deberían entrenar en la escuela, como se aprende una segunda lengua, en lugar de esperar a que los individuos las descubran por su cuenta en la interacción con el medio, ya que muchas personas no llegan a desarrollarlas, lo que dificulta su adaptación, su rendimiento y su bienestar. Mientras que el entrenamiento de la inteligencia emocional reduce y modula los efectos del estrés, aumentando, el rendimiento, la salud y el bienestar.