Trastornos adaptativos
Los acontecimientos vitales estresantes son sucesos que cambian de manera importante la vida del individuo, como un cambio de residencia o un divorcio. Dependiendo de la gravedad de la situación, la interpretación cognitiva del individuo, sus recursos personales y sociales, la utilización que haga de ellos, etc., pueden surgir reacciones de estrés y emoción más o menos intensas.
Los dos tipos de reacciones emocionales más frecuentes y predominantes en estos casos son la ansiedad y la tristeza. La ansiedad ante lo desconocido o ante la posibilidad de fracasar, así como la tristeza por lo que se ha dejado atrás, son reacciones emocionales que suelen alcanzar altos niveles de intensidad y frecuencia en periodos de readaptación tras los acontecimientos vitales estresantes.
Si se tienen que afrontar situaciones muy difíciles, si además se magnifica su importancia y no se entienden como retos sino como amenazas, si se añaden muchas repeticiones o repasos cognitivos de estas amenazas, entonces las reacciones de ansiedad serán más intensas. En tal caso, estas reacciones pueden dejar de tener carácter adaptativo y a la larga producir un desorden emocional, como el trastorno adaptativo de tipo ansioso.
Cuando algunas personas sufren una pérdida importante, especialmente las personas propensas a la depresión, tienden a interpretar los hechos negativos en términos de causalidad de tipo interna (la causa depende de mí), global (independiente de las situaciones) y estable (a lo largo del tiempo); por ejemplo, “ha sido por mi culpa, como sucede con todo, desde siempre”. Esta tendencia a buscar causas internas, estables y globales a los sucesos negativos hace que el individuo tienda a experimentar tristeza y a deprimirse cuando tales sucesos negativos ocurren, dando lugar a la aparición de una hipótesis explicativa de la depresión (“depresión por desesperanza”), en estos casos, basada en este sesgo cognitivo de tipo atribucional.
Los procesos y sesgos de tipo atribucional pueden ayudar a explicar el surgimiento de otras reacciones y desórdenes emocionales Que se desarrolle o no una reacción de ira dependerá no sólo de haber cosechado un resultado negativo para nuestros intereses, sino que además dependerá de las atribuciones causales que realicemos (por qué se ha obtenido ese resultado negativo). De manera que las personas que tienden a echar la culpa de los resultados negativos a otras personas, tienden a enfadarse más, a experimentar más estados de ira, lo que está asociado con niveles más altos de presión arterial. Por lo tanto, la ira puede ser entendida como resultado de un determinado procesamiento de la información, en la que encontramos: resultado negativo y atribución de ausencia de control (con atribución de conducta arbitraria al otro). Los estados emocionales de tristeza e ira se pueden entremezclar dando lugar a los afectos negativos, más duraderos.
Además de los procesos cognitivos, otras variables, tanto de tipo personal (como la baja autoestima o la tendencia a la pasividad) como social (como el apoyo social), también pueden ayudar a explicar las reacciones afectivas y el estado de ánimo triste que pueden surgir ante situaciones vitales estresantes.
Cuanto más frecuentes e intensas sean las reacciones de tristeza, cuanto más intensos y duraderos sean los afectos negativos que se van consolidando, mayor será la probabilidad de que el suceso vital estresante termine desarrollando un desorden emocional llamado trastorno adaptativo de tipo depresivo.
Veamos los criterios diagnósticos de la DSM-IV para definir los trastornos adaptativos.
Criterios para el diagnóstico de trastornos adaptativos
A. La aparición de síntomas emocionales o comportamentales en respuesta a un estresante identificable tiene lugar dentro de los 3 meses siguientes a la presencia del estresante.
B. Estos síntomas o comportamientos se expresan, clínicamente del siguiente modo:
1. malestar mayor de lo esperable en respuesta al estresante
2. deterioro significativo de la actividad social o laboral (o académica)
C. La alteración relacionada con el estrés no cumple los criterios para otro trastorno específico y no constituye una simple exacerbación de un trastorno preexistente.
D. Los síntomas no responden a una reacción de duelo.
E. Una vez ha cesado el estresante (o sus consecuencias), los síntomas no persisten más de 6 meses.
Especificar si:
Agudo: si la alteración dura menos de 6 meses.
Crónico: si la alteración dura 6 meses o más.
Los trastornos adaptativos son codificados según el subtipo, que se selecciona de acuerdo con los síntomas predominantes. El estresante específico puede señalarse en el Eje IV.
F43.20 Con estado de ánimo depresivo [309.0]
F43.28 Con ansiedad [309.24]
F43.22 Mixto, con ansiedad y estado de ánimo depresivo [309.28]
F43.24 Con trastorno de comportamiento [309.3]
F43.25 Con alteración mixta de las emociones y el comportamiento [309.4]
F43.9 No especificado [309.9]
Los trastornos adaptativos (APA, 2001) son aparentemente frecuentes, aunque el patrón epidemiológico varía ampliamente en función de la población estudiada. Se caracterizan por una reacción de desajuste que puede presentarse con síntomas emocionales y/o comportamentales desarrollados en respuesta a uno o más estresores identificables. A veces los síntomas emocionales son de tipo ansioso y se producen como consecuencia de agentes estresantes psicosociales, como la emigración o el divorcio. En este caso, los síntomas de ansiedad pueden dar lugar a lo que denominamos trastorno adaptativo con ansiedad, no cumpliendo los criterios de un trastorno de ansiedad.
Véase el artículo “Un caso de trastorno adaptativo con ansiedad: evaluación, tratamiento y seguimiento”
Referencias
Asociación Americana de Psiquiatría, APA (2001). D.S.M.-IV-TR. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Texto Revisado. Barcelona: Masson (1ª edición).
Véase el vídeo de Canal UNED titulado El duelo, en el siguiente enlace: