Ira y salud mental
Los principales problemas de salud mental relacionados con la ira caen dentro del grupo de trastornos de control de los impulsos, en especial los problemas de control de ira, como es el trastorno explosivo intermitente.
El trastorno de conducta en la infancia, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, la bulimia, el trastorno negativista desafiante, el trastorno de personalidad en la edad infanto-juvenil o el trastorno de personalidad antisocial son algunos de los trastornos mentales en los que puede haber problemas relacionados con el control de la ira.
Véase el documento “Trastornos del comportamiento en la infancia y la adolescencia. ¿Qué está sucediendo?” de la Fundación FAROS, en el siguiente enlace:
Trastornos del comportamiento en la infancia y la adolescencia. ¿Qué está sucediendo?
Hasta hace pocos años se pensaba que los trastornos emocionales del adulto no aparecían hasta la mitad o el final de la adolescencia. Sin embargo, hoy se sabe que algunos de ellos pueden comenzar en la infancia.
Hoy en día está de moda el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Aunque en la base de estos problemas parece que hay una disfunción neuropsicológica que afecta a la atención y al control de impulsos, los comportamientos desafiantes, agresivos y disociales se ven muy afectados hoy en día por nuestro ambiente social. De manera generalizada, en nuestro ambiente social durante los últimos 30 años hemos pasado de una educación autoritaria a otra totalmente permisiva en la que los padres no sabemos poner normas o responsabilidades a los hijos y hacer que se cumplan.
Este componente social generalizado es muy difícil neutralizarlo en una familia concreta y afecta negativamente a los jóvenes, especialmente a aquellos que tienen un TDAH y además malas compañías entre sus iguales. Un porcentaje significativo de los cuáles pueden estar avocados a problemas legales por infracción y al trastorno disocial, muy difícil de manejar en casa, estimulado por el ambiente social y con riesgo de acabar en un trastorno antisocial de la personalidad.
El problema de un trastorno disocial es mucho peor que un TDAH, por lo que hay que buscar información, plantándole cara a un problema que amenaza ya con ser más un problema de malos tratos a los padres y hermanos, especialmente la madre y a la hermana, que un problema de rendimiento académico.
Los trastornos emocionales, sobre todo infantiles pero también los de adultos, se suelen clasificar en trastornos externalizantes e internalizantes.
Los primeros están relacionados con una pobre socialización o la sociopatía, es decir, se refieren a niños o adultos que han recibido una educación en las que ha habido una gran permisividad con las normas sociales, lo que está relacionad con el consumo temprano de sustancias como el tabaco, el alcohol y las drogas ilegales. Los trastornos mentales externalizantes, como los trastornos por consumo de sustancias, son mucho más prevalentes en hombres que en mujeres, en todos los países del mundo en los que se han realizado las encuestas epidemiológicas de salud mental promovidas por la Organización Mundial de la Salud. Esta relación entre género y trastorno es muy fuerte y favorable al hombre, si bien en jóvenes es algo menor, aunque siempre muy superior en hombres.
Los trastornos externalizantes además de estar relacionados con ser hombre, suelen estar relacionados con alta impulsividad o problemas para controlar los impulsos, entre otros los de ira.
En cambio, los trastornos de tipo internalizante, como los trastornos de ansiedad o del estado de ánimo (depresiones), son mucho más frecuentes en mujeres en todos los países del mundo que acabamos de citar. Además, en el caso de los trastornos de ansiedad, las diferencias en jóvenes no se están reduciendo, mientras que en las depresiones habría una mayor influencia del ambiente, a pesar de que las diferencias en prevalencia siempre son muy superiores en el caso de la mujer frente al hombre.
Los trastornos internalizantes se dan personas con mejor socialización e incluso en personas “excesivamente” socializadas en valores que tienden a la autoculpa o el excesivo autocontrol en las normas sociales. Pero no existen trastornos mentales internalizantes, o no se han estudiado, relacionados con la excesiva inhibición de la expresión de ira. Los problemas de falta de asertividad, timidez, etc., sí tenderían a favorecer el aumento del estrés y la activación fisiológica, por lo que podrían estar relacionados con problemas de pánico e incluso depresión. También podrían estar relacionados con un aumento de la probabilidad de sufrir algún tipo de abuso, como por ejemplo acoso escolar o acoso laboral.
Las personas con problemas en el manejo de la expresión de la ira pueden sufrir trastornos externalizantes, si expresan la ira de manera agresiva y poco controlada. Los más importantes son los trastornos relacionados con dédficits en el control de los impulsos.
O, por el contrario, pueden sufrir trastornos internalizantes si su problema radica en la falta de expresión de la ira.
Véase el vídeo de la UNED titulado "La ira: ¿pecado capital o privilegio divino?", en el siguiente enlace:
La ira: ¿pecado capital o privilegio divino?
Vease el pdf sobre la ira en el siguiente enlace