Estrés y consumo de psicofármacos
Estrés y consumo de psicofármacos
El estrés intenso o crónico puede producir activación fisiológica, malestar emocional, bajo estado de ánimo, insomnio, o dolor.
El estrés intenso o crónico puede producir activación fisiológica, malestar emocional, bajo estado de ánimo, insomnio, o dolor.
Aunque el estrés es un proceso normal, puede llegar a desatar consecuencias negativas que suelen ir haciéndose, de manera progresiva, cada vez más patológicas. Si las demandas son excesivas, en relación a los recursos, se incrementará la intensidad de la respuesta de activación (cognitiva, fisiológica y conductual) y muy probablemente aparecerá una alta emocionalidad negativa (reacciones intensas y frecuentes de ansiedad, irritabilidad, ira, etc.), caracterizada por una experiencia emocional desagradable.
Aunque el estrés es un proceso normal, puede llegar a producir consecuencias patológicas. Si las demandas son excesivas, en relación a los recursos, se incrementa la intensidad de la respuesta (alta emocionalidad negativa, especialmente ansiedad). Si se mantiene demasiado tiempo una elevada respuesta a estresores y no hay recuperación de los recursos que gastamos, puede comenzar un proceso patológico, que puede afectar al rendimiento, a la salud física y a la salud mental.
El estrés es un mecanismo de reacción que nos activa ante un problema para el que no tenemos suficientes recursos, lo que nos permite reaccionar de manera adecuada ante contextos en los que hay que dar una respuesta para la que no estamos preparados.
El estrés nos activa y al estar más activados se facilitan las reacciones emocionales negativas, especialmente la ansiedad, aunque a veces también la ira y, en menor medida y a más largo plazo, la tristeza-depresión.
El estrés no sólo produce emociones negativas, especialmente ansiedad, sino que también produce emociones positivas, como la alegría o la euforia, tras alcanzar un éxito, o un buen estado de ánimo cuando esperamos conseguir el objetivo por el que luchamos.
Llamamos afrontamiento a las actividades, tanto cognitivas como conductuales, que podemos realizar para reducir el impacto de la situación estresante, es decir de la situación que nos desborda porque no tenemos suficientes recursos para atender sus demandas. Por lo tanto, cabe hablar de afrontamiento cognitivo y afrontamiento conductual, en una primera clasificación.
Ante las demandas de una situación se estimula el organismo y se inicia un proceso de activación, que permite que éste alcance su objetivo, volviendo a la "normalidad" cuando el estímulo ha cesado.
El proceso de estrés produce la activación del eje hipofisosuprarrenal y del sistema nervioso autónomo.
Se entiende por estresores, los estímulos, condiciones o tipos de situaciones que generan estrés. En general, las situaciones estresantes son aquellas que demandan al individuo que ponga en marcha alguna actividad para la que no está preparado o para la que no tiene recursos. Por lo tanto, podemos encontrar muchas situaciones estresantes, así como muchas clasificaciones de las mismas.
El estrés es un mecanismo de reacción que se activa ante un problema para el que no tenemos suficientes recursos, como por ejemplo mantener la temperatura interna constante bajo condiciones de frío o calor.