Ira y salud física
La concepción multifactorial de la investigación sobre los trastornos cardiovasculares hizo posible el relanzamiento de la ira como uno de los factores de riesgo a considerar en su predicción y explicación. El desarrollo del Patrón de Conducta Tipo A (PCTA) en la década de los 50, de mano de los cardiólogos Friedman y Roseman, fue sin duda uno de los impulsores de este hecho, incluyendo como características de dicho patrón de riesgo cardiovascular actitudes y emociones conceptualizadas como hostilidad, impaciencia, ira y agresividad. Tras un periodo de auge en el estudio del PCTA en su relación con los trastornos cardiovasculares empezaron a surgir diversos estudios en los que se cuestiona dicha relación. Los resultados contradictorios llevaron a los investigadores a cuestionarse el PCTA, admitiendo que no era un fenómeno unitario, focalizándose el interés en el estudio de los distintos componentes para delimitar cuál de ellos era el verdadero predictor de los trastornos cardiovasculares.
Fue entonces cuando la ira-hostilidad comenzó a perfilarse como uno de los componentes del PCTA con capacidad para predecir el padecimiento de enfermedades cardiovasculares.
Véase el vídeo de la UNED titulado “La ira: ¿pecado capital o privilegio divino?”, en el siguiente enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=o_Sfa-cyUhM&list=PLtjFIeQppLKXNXAAVrAV7uY_8Lu7Bj50X
Diversos estudios han investigado las relaciones entre las puntuaciones en ira medidas por el STAXI (Inventario de Expresión de Ira Estado-Rasgo) y reactividad cardiovascular en situaciones estresantes. Así Boyle y Siegman (1992) encontraron que las puntuaciones en Expresión externa de estudiantes universitarios varones cuya ira era provocada mientras trabajaban en una tarea de substracción serial: (1) correlacionaba 0,41 con presión sistólica; (2) 0,45 con presión diastólica; (3) 0,39 con la tasa cardiaca; (4) en los participantes en que no se provocaba la ira, las correlaciones entre las puntuaciones de Expresión externa y las medidas de reactividad cardiovascular no fueron significativas; y (5) tampoco se encontraron correlaciones significativas, en ninguno de los grupos, entre reactividad cardiovascular y la escala de Expresión interna del STAXI.
Los hallazgos de la investigación indican que la expresión de la ira y la hostilidad pueden contribuir a la patogénesis de algunos trastornos médicos comunes incluyendo la hipertensión, la enfermedad coronaria e incluso el cáncer.
Estos hallazgos indican también que la intensidad de la ira experimentada y la vía por la que se expresa (externa vs. interna) constituyen variables críticas.
En este contexto, se entiende por sujetos “con ira interna” si tienden a suprimirla o dirigirla interiormente hacia sí mismos y sujetos con “ira-externa” si tienden a expresar su ira hacia otras personas u objetos del entorno.
En la investigación con estudios caso-control, el grupo de hipertensión esencial muestra mayor ira interna o internalización de la ira, lo que implica que cuando el individuo hipertenso se siente airado o enfurecido tiende con mayor frecuencia a refrenar o intentar suprimir sus sentimientos de ira. El perfil emocional del paciente hipertenso se caracteriza por puntuaciones más altas en ansiedad y en expresión interna de la ira.
Véase el vídeo de la UNED titulado "La ira: ¿pecado capital o privilegio divino?", en el siguiente enlace:
La ira: ¿pecado capital o privilegio divino?
Vease el pdf sobre la ira en el siguiente enlace