Estrés, emociones y tabaco
La adicción al tabaco
La condición humana es ciertamente sorprendente y desconcertante. Se sabe desde los años setenta que fumar daña nuestro organismo de una manera letal y que es la primera causa de muerte evitable. Cada día mueren en el mundo más de diez mil personas (sólo en España son casi 140) de forma prematura a causa del tabaco. Otras presentan problemas de salud muy graves. Fumar es una de las causas principales de muerte por cáncer o infarto.
Véase el tutorial interactivo de Medline Plus sobre el tabaco en el siguiente enlace
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/tutorials/smokingthefactsspanish/htm/index.htm
El consumo de tabaco puede causar cáncer en casi todos los órganos de nuestro cuerpo: pulmones, laringe, lengua, boca, nariz, garganta, tráquea, vejiga, páncreas, esófago, cuello uterino, medula ósea, sangre, cérvix, riñones y uréteres. Además también puede causar o agravar enfermedades del corazón, de la cavidad pulmonar, asma, cataratas o leucemia, entre otras.
Se sabe que el riesgo de padecer cáncer de pulmón es 20 veces mayor en hombres fumadores que en no fumadores y 12 veces mayor en mujeres fumadoras frente a las no fumadoras. El riesgo de padecer cáncer de la cavidad oral en los hombres es 20 veces mayor en los fumadores. En las mujeres fumadoras el riesgo puede ser casi 10 veces mayor frente a las no fumadoras.
Pero el tabaco no sólo conlleva a la enfermedad física, sino también a la enfermedad mental o psicopatología. Así, las personas que fuman a diario multiplican por 4 la probabilidad de sufrir algún ataque de pánico (crisis de angustia) y por 13 la posibilidad de sufrir un trastorno de pánico. Fumar diariamente también está asociado con otros trastornos mentales como depresión.
Los estudios prospectivos señalan que esta relación es probablemente de tipo causal y que fumar conduce al desarrollo de trastornos mentales con una probabilidad mayor que la existente en los grupos de personas que no fuman. Además, los fumadores que han desarrollado un trastorno mental es más probable que no intenten abandonar el tabaco y si lo hacen es más probable que fracasen seguramente como consecuencia de su alta emocionalidad negativa (tristeza-depresión, ansiedad, irritabilidad).
Esta relación entre tabaco y psicopatología irá en aumento a medida que parte de la población fumadora sin trastornos mentales vaya dejando de fumar, porque, como sucedió en Estados Unidos, al final la mitad de los fumadores tendrán un trastorno mental.
A comienzos de este siglo las estadísticas sobre mortalidad en todo el mundo atribuida al tabaco, según la OMS, señalaban que se producen anualmente 4 millones de muertes en el mundo debidas al tabaco: 2 en los países desarrollados y 2 en los subdesarrollados. El 50% de estas muertes se producen a una edad temprana (35 a 69 años). Extrapolando estos datos, se calcula que en el año 2030 habría 10 millones de muertes: 3 en los países desarrollados y 7 en los menos desarrollados.
Además del riesgo de cáncer y otras enfermedades graves, el tabaco produce otras alteraciones, por ejemplo acelera el envejecimiento de la piel y de otros tejidos, reduce la edad de aparición de la menopausia y aumenta la disfunción eréctil en el varón. En madres fumadoras hay mayor riesgo de aborto, de muerte perinatal y de enfermedades en el bebé.
En España fumar constituye el primer problema de salud pública llegando a alcanzar un nivel de epidemia, pues fumar cigarrillos es la primera causa de muerte evitable, con unas 50.000 muertes al año. En el año 2006 se produjeron en España 53.155 muertes atribuidas al tabaquismo en mayores de 35 años, lo que supone el 14,7% de las muertes de este grupo.
Existen datos que señalan que el 50% de las personas que fuman morirán a causa del consumo de tabaco. Sin embargo un gran número de personas continúa fumando. Un fumador puede dar 70.000 caladas al cabo de un año. Hay algo más de 10 millones de fumadores en España y 1.200 en todo el mundo.
Según datos de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en Población General en España (EDADES 2011-2012) en nuestro país fuma en los últimos 30 días el 37.6% de la población entre 15 años y 64 años. El 30,4% lo ha hecho todos los días.
En la Encuesta Nacional de Salud 2011-2012 se encontró que fuma diariamente el 23,95% de la población entre 15 y 85 años o más. Sólo el 3,01% de esta población se mantiene como fumador ocasional. Es decir, si se fuma, es poco probable o difícil ser fumador ocasional.
En los últimos años, según EDADES, se observa que el consumo de tabaco ha disminuido tanto para el indicador de consumo en los últimos 12 meses, como en los últimos 30 días.
Asimismo se confirma la tendencia descendente de la prevalencia de consumo a diario de tabaco en todos los rangos de edad y en ambos sexos, salvo en mujeres de 15 a 34 años que se mantiene estable.
Respecto al riesgo percibido ante el consumo de tabaco, 9 de cada 10 encuestados consideran que fumar a diario puede producir muchos o bastantes problemas.
Los efectos beneficiosos para la salud de dejar de fumar están fuera de toda duda. Las personas que dejan de fumar disminuyen considerablemente el riesgo de mortalidad por consumo de tabaco.
La probabilidad de desarrollar cáncer se reduce considerablemente cuanto mayor sea el tiempo de abstinencia. Por ejemplo, el riesgo de morir prematuramente se reduce al 50% en los cinco primeros años de abandono del consumo de tabaco.
De hecho, las personas que consiguen mantenerse abstinentes durante más de 15 años igualan el riesgo de mortalidad a las personas que nunca han fumado.
Además de disminuir el riesgo de cáncer, dejar de fumar reduce la probabilidad de padecer enfermedades producidas por el consumo de tabaco, como por ejemplo las enfermedades cardiovasculares o la úlcera péptica.
¿Por qué la gente sigue fumando?
La mayoría de los fumadores no desea dejar de fumar. Tanto en España como en otros países el 68% de las personas que fuman no tienen ningún interés en dejar de fumar.
Fumar es un proceso adictivo, pero la dependencia de la nicotina no solo depende de factores biológicos y genéticos, también depende de factores culturales y ambientales, especialmente de factores cognitivos. Por lo que explicar el tabaquismo como un problema meramente de dependencia física de la nicotina no es muy acertado.
Fumar cigarrillos es una conducta aprendida y reforzada por el entorno. Cuando una persona desarrolla el hábito de fumar, el consumo se mantiene por las consecuencias positivas asociadas a fumar: placer, entretenimiento, compañía, interacción social, etc., y por el alivio de no tener que afrontar las consecuencias negativas de la abstinencia.
Para algunas personas, fumar puede ser un excelente recurso para afrontar situaciones, reducir la ansiedad, controlar el apetito, o manejar ciertos estados emocionales negativos como aburrimiento, ira, enfado, tristeza, nerviosismo, soledad, timidez, déficit de habilidades sociales, frustración, etc.
Las personas fumadoras suelen centrarse más en las consecuencias positivas y gratificantes de fumar que en las negativas, como por ejemplo los graves problemas de salud que conlleva su consumo.
La sensación de inmunidad
De todos los factores cognitivos relacionados con fumar, puede que la sensación de inmunidad sea uno de los más importantes y explicativos.
Las personas fumadoras suelen negar, minimizar o bromear con las consecuencias negativas del tabaco sobre la salud. No dan ninguna importancia a las informaciones de alerta sobre el tabaco, actúan como si no fuera con ellos el problema, como actuaría una persona que no fuma o nunca ha fumado. Como mucho, pueden llegar a pensar que desarrollar cáncer u otra enfermedad a causa de fumar podrá ser un problema para otros fumadores pero no para ellos.
Esta sensación de inmunidad se va adquiriendo a lo largo de todo el proceso adictivo y se consolida sobre todo a través de la aceptación y el refuerzo social del entorno del fumador: amigos, pareja, familia, identificación con personas relevantes, etc. Al tiempo que se ignoran todas las alertas: se fuma en presencia de niños e incluso bebés, como si no pasara nada. Cuando se está aumentando la probabilidad de que nuestros hijos desarrollen problemas de salud como el asma o el cáncer, se hagan fumadores en la adolescencia, etc. La evidencia científica sobre estos temas es incuestionable, pero el fumador y su entorno la niegan o defienden que se comportan así porque no pueden dejarlo.
La sensación de inmunidad es fácilmente observable en la mayoría de los fumadores. Las racionalizaciones para justificar su dependencia suelen basarse en el mismo tipo de creencias: “Eso te toca o no te toca”, “En eso no hay que pensar”, “De algo hay que morirse”, “Fulanito ha muerto joven y no fumaba…”, “Si pensáramos que nos vamos a morir sería una amargura”, “No hay que darle vueltas”, “Los médicos te comen el coco…”.
Otro factor fundamental relacionado con la recaída y con el fracaso en mantenerse abstinente cuando se intenta dejar de fumar, son los sesgos y errores cognitivos de tipo atencional, interpretativo o atribucional, que nos conducen a entender el tabaquismo de una forma poco adaptativa.
Procesos cognitivos relacionados con dejar de fumar
Generalmente cuando una persona intenta dejar de fumar se hace muy consciente de este proceso que incluye la focalización de la atención en el tabaco. Es decir, desde el momento en que decide pasar a la acción, dejar de fumar o fumar menos, pasa la mayor parte del día pensando en ello. La conciencia de que se está intentando dejar de fumar le acompaña en todos los momentos, realizando cualquier actividad. Con lo cual la persona se pasa el día pensando en fumar.
Aunque el contenido de la atención que se presta al hecho de no fumar sea positivo, por ejemplo estar todo el tiempo analizando, contando, repasando, registrando, comprobando cuántos cigarros se han fumado, cuántos no, en qué momentos, con qué personas, cuántos cigarrillos se han rechazado, cuántos se han consumido en el cenicero, etc., estos mismos contenidos y el exceso de atención actúan como estímulos elicitadores que activan continuamente el deseo de fumar, lo que podría explicar en buena medida las continuas recaídas y la dificultad para dejarlo.
Para que dejar de fumar no resulte difícil conviene poner la atención en los aspectos positivos de dejar de fumar, en lugar de estar todo el tiempo pensando en los aspectos negativos.
Por ejemplo, con frecuencia se centra la atención en las emociones negativas (por ejemplo, ansiedad, ira) o en las dificultades que conlleva dejar de fumar (por ejemplo, dificultades para controlar un hábito adquirido con una sustancia que produce adicción); sin embargo, no se piensa en lo que se podría hacer con el dinero que no va a gastar en tabaco, que es una cantidad muy importante.
En este sentido es bueno preguntarse ¿a qué estoy renunciando por quemar mi dinero en forma de tabaco? Siempre hay algo que no nos permitimos comprar o disfrutar, porque hay que controlar el gasto. Pero un fumador puede quemar al cabo de cinco años el dinero que le cuesta su sueño (cada uno debe pensar en el suyo). Para un hombre, por ejemplo, cambiar su automóvil, que ya necesita cambio. Para una mujer, puede que arreglar su casa o hacer un viaje. Para otras personas, les motiva más donar lo que antes fumaban para que otros coman. ¿Es mejor quemar ese dinero?
Muchos programas de deshabituación tabáquica fomentan este sesgo atencional, sin pretenderlo, llevando la atención sólo a los aspectos negativos de dejar de fumar y centrándose todo el tiempo en ellos. Cuando en realidad es muy bonito dejar de fumar, pues hay muchas razones positivas para dejarlo.
Por otra parte está el sesgo o error interpretativo: “Todo será aburrido si dejo de fumar”, “No disfrutaré igual”, “Tomar una copa, charlar con los amigos, cenar…no será igual si no puedo fumar”, “Es imposible pasarlo bien sin fumar un cigarrillo”, “Prefiero morir enfermo que sano”, “Aunque fume durante mi embarazo, no afecta al bebé, lo único que sucede es que tendrá menos peso, lo cual es bueno”.
En general, ante el consumo de sustancias, como la nicotina, podemos encontrarnos muchas veces con algunos tipos de errores de tipo interpretativo como los siguientes:
-
infraestimación del consumo (el fumador cree que consume menos de lo que realmente fuma y no hace cuentas de cuánto dinero gasta);
-
infraestimación de la probabilidad de que ocurran consecuencias negativas (“por fumar un poquito,… no va a pasar nada”);
-
infraestimación de la severidad de las consecuencias negativas para uno mismo y para los seres queridos que le rodean (“de algo hay que morir”, “esto no ha sido por consumir, era su destino”, “se exagera mucho en contra del tabaco”, “yo tengo derecho a fumar, sin que me llamen la atención”);
-
sobreestimación de los recursos de afrontamiento o ilusión de control (“yo controlo: si quiero, puedo dejar de consumir”, “puedo conducir aunque haya bebido; lo mismo que puedo fumar… y no pasa nada”);
-
sobreestimación de las posibilidades de ayuda, por ejemplo, de la medicina (algunos fumadores muy afectados por el tabaco no dejan de fumar, pero exigen un tratamiento médico que les ayudará muy poco si no dejan de fumar);
-
exceso de atribuciones externas de causalidad (“cuanto más me lo prohíban, más voy a fumar”, “al estado no le interesa que yo deje de fumar, si le interesara lo prohibiría y se acabaría el problema”);
-
expectativas negativas de control (“no lo conseguiré, es muy difícil dejar de fumar”);
-
autoeficacia pobre para conseguir dejar de fumar (“no seré capaz de dejar de fumar, yo no tengo fuerza de voluntad”);
-
magnificación del malestar subjetivo (“no puedo estar sin fumar, porque me subo por las paredes”);
-
magnificación de las consecuencias negativas de dejar de fumar: como ganar peso o perder un placer;
-
infraestimación de las consecuencias negativas que fumar tiene hoy en día para nuestra imagen social (molestias que producimos a los otros, daños para su salud, mal olor, imagen de una persona que no puede controlar su adicción, la imagen de unos padres fumando ante sus hijos, etc.);
-
infraestimación de las consecuencias que fumar puede tener sobre la conducta de nuestros hijos (aumenta considerablemente la probabilidad de que nuestros hijos sean fumadores, como nosotros).
La condición humana y el comportamiento
El ser humano está preparado para desarrollar una reacción emocional aversiva que le impedirá tomar una sustancia que le hace daño en el acto, como la comida en mal estado. Está preparado para tener miedo a los toros bravos (muere un corredor en los encierros de San Fermín por cada 50.000 participantes). Sin embargo, no está preparado para aborrecer algo que le hará daño dentro de 25 años, como es el tabaco, a pesar de que al final la probabilidad de morir por el tabaco es de un 50% (de cada dos fumadores, uno morirá por culpa del tabaco).
Cualquier comida que nos haga daño de manera inmediata puede provocar una posterior reacción de asco que se activa fácilmente por el olfato. Pero no es el caso del tabaco, porque cuando ves que las personas mueren por culpa del tabaco es a los 60 años, cuando han pasado muchos años desde que fumaron. Pueden haber perdido 20 años de esperanza de vida, pero nos cuesta aprender de esta experiencia.
Además, una persona con adicción a la nicotina probablemente mirará para otro lado cuando haya datos claros a este respecto. Por ejemplo, aunque su padre haya muerto prematuramente de cáncer de pulmón.
Hay dos buenas razones para explicar por qué se sigue fumando a pesar de la evidencia sobre las consecuencias negativas de fumar. La primera es que las consecuencias tardan mucho en aparecer. La segunda es que el fumador tiende a engañarse y a mentir a su pareja o a quién sea si le intentan controlar para que no fume.
A veces los seres humanos podemos comportarnos de forma paradójica con el tabaco. Por ejemplo, algunas mujeres pueden invertir grandes cantidades de dinero en operaciones de estética, productos de belleza, ropa, calzado, complementos, etc., con el fin de ofrecer una buena imagen a los demás. Sin embargo, esas mismas mujeres pueden apestar a tabaco y tener mal aliento, pero no quieren tomar conciencia de ello.
Otras personas, hombres y mujeres practican ejercicio con el ánimo de sentirse bien, llevar una vida activa, controlar la figura y el peso, dedican muchas horas a estar en forma, sin embargo fuman. Siguen fumando aunque noten que les cuesta cada vez más respirar, que tosen o aunque tengan que hacerlo a escondidas.
Muchos profesionales de la salud como médicos, psicólogos, psiquiatras y otros sanitarios ayudan a la gente a dejar de fumar, pero ellos fuman, están enganchados y son un mal ejemplo.
¿Qué siente usted cuando entra en un vehículo, hay una sillita de bebé o un juguete y huele a tabaco que apesta? ¿Qué experimenta cuando ve trabajadores con bata blanca fumando a la puerta de su centro de salud?, y ¿Cuándo ve un buen número de fumadores en la puerta de su centro de trabajo, o del supermercado de su barrio, o de cualquier otra empresa?
Muchas mujeres tienen miedo a dejar de fumar porque puede ocasionar un aumento de su ansiedad y de su peso. Esto no se produce en todos los casos, pero si sucede puede ser algo temporal, más fácil de corregir y entraña menos consecuencias negativas que la adicción al tabaco.
Aproximadamente, cada día en España, muere una persona por homicidio, mientras que casi 140 mueren por el tabaco. La mayoría de estas muertes por homicidio son noticia importante cada día en los medios de comunicación; pero los muertos por el tabaco no son noticia. Nadie se echa a la calle a manifestarse por el infarto o el cáncer de pulmón. Venimos de unos tiempos en los que nuestra sociedad era muy permisiva con el tabaco, por ello hay todavía muchas cosas que cambiar.
Consejos para dejar de fumar
-
Toma conciencia de que inhalar el humo de la combustión del tabaco es muy peligroso para la salud, es una adicción, aumenta considerablemente la probabilidad de desarrollar varios tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y acelera el proceso de envejecimiento.
-
Céntrate sobre todo en los aspectos positivos de dejar de fumar, que son muchos (estéticos, económicos, psicológicos, respiratorios, etc.). Pero no olvides los negativos (problemas de salud física y mental) aunque te centres más en los positivos.
-
No pienses que no vas a ser capaz de dejarlo, pues muchas personas que lo creían así lo han dejado (7,5 millones de españoles); a veces, simplemente les ha bastado con leer un libro o una guía como: http://www.msssi.gob.es/ciudadanos/proteccionSalud/adolescencia/docs/guiaTabaco.pdf
-
Las personas que creen que podrán conseguirlo obtienen más éxito que quienes creen que no podrán alcanzarlo.
-
No des mucha importancia a las emociones negativas (ansiedad, irritabilidad) que puedas tener al dejar de fumar. No tienen por qué ser ni muy intensas ni muy duraderas. Ese malestar lo genera el estado de abstinencia, durante unos días, después serán tus pensamientos, tu atención, quienes más pueden mantener ese malestar. Pero tú puedes cambiar tus pensamientos y tu atención para que cese el malestar.
-
Piensa que dejar de fumar depende de ti.
-
No te busques excusas para plantearte ya dejar de fumar. Será un primer paso que te puede conducir a dejarlo.
-
Hay muchos pros para dejar de fumar y los contras se pueden vencer.
-
Tras analizar los pros y contras es bueno poner una fecha.
-
No sustituyas los cigarrillos por los cigarrillos electrónicos. Si tienes mucha adicción y te cuesta mucho dejarlo son mejores los parches y chicles de nicotina. La mayoría de las personas no los necesitan. Si tú crees que sí, consulta con tu médico, pero tampoco los utilices como sustitutivos del tabaco.
-
No sustituyas los cigarrillos por caramelos. Aumentarás la ingesta de calorías. Si necesitas tener algo en la boca, mejor algo que no añada calorías y no dañe tus dientes.
-
Piensa que te sentirás mejor si eres capaz de superar tu adicción. Comienza por reconocer que fumar es una adicción que puedes superar.
-
No olvides que los efectos letales del tabaco te incluyen a ti, no solo a los demás, aunque al fumar no se vean. Fumar muy pocos cigarrillos está relacionado con infarto.
-
Recuerda que si fumas, estas arriesgándote a desarrollar unos 10 tipos de cáncer y otras 20 enfermedades graves.
-
Ten en cuenta que las enfermedades que produce el tabaco pueden cambiar tu vida, aunque no lo notes cuando estás fumando. Los tratamientos para combatir el cáncer pueden ser largos y dolorosos y no siempre logran salvarnos la vida.
-
Si tienes hijos y fumas, estás poniendo en riesgo su salud y estás aumentando la probabilidad de que ellos fumen.
-
¿Qué pruebas tienes de que dejar de fumar será tan aburrido? ¿Sólo se divierten los fumadores? ¿Crees que las personas que fuman son más divertidas y felices que las que no fuman?
-
Haz unas cuentas muy simples sobre cuánto te cuesta mantener tu adicción. Verás que es mucho dinero. ¿Prefieres fumártelo o prefieres hacer con él otra cosa más positiva? ¿Qué te gustaría hacer con ese dinero? ¿Sabes cuántas personas del tercer mundo pueden alimentarse durante un día completo (desayuno, comida y cena) con lo que tú gastas en tabaco en ese día?
-
Piensa esto: hoy sabemos que las multinacionales del tabaco conocían las consecuencias negativas de fumar, pero las negaron, para seguir ganando dinero. Por ello, han sido condenadas a indemnizar a muchas familias que han muerto por causa del tabaco, cuando se podrían haber evitado. El dinero que tú gastas hoy en tabaco sigue enriqueciendo a estas compañías, que ahora te advierten para no tener que indemnizar a tu familia cuando mueras por causa del tabaco.
-
Si el estado sube los impuestos, baja el número de consumidores, pero se corre el riesgo de incrementar el tráfico ilegal de tabaco.
-
Si el estado sube los impuestos del tabaco, las multinacionales bajan el precio, para que puedas seguir fumando. Más vale ganar un poco menos por cajetilla que perder fumadores. Tu adicción es un negocio para el que no le importa tu salud, sólo las ganancias económicas.
-
Las multinacionales del tabaco presionan a los gobiernos para que retrasen las leyes antitabaco que exige la OMS a sus estados miembros.
-
Si realmente amas la vida, dejar de fumar es fácil. Es muy bonito haber dejado de fumar. Estarás más sano, subirás mejor las escaleras, olerás mejor, serás mejor ejemplo para tus hijos, no tendrás que abandonar el grupo para salir a la calle a fumar (en sitios públicos).
-
Si ya lo has dejado, no creas que puedes fumar un cigarrillo cuando te apetezca y no recaer. Si lo fumas, volverás a fumar la tasa habitual que ya habías erradicado.
-
Después de dejar de fumar se tarda al menos 5 años en reducir el riesgo de infarto hasta los niveles anteriores a comenzar a fumar.
-
Los programas de tratamiento psicológico te pueden ayudar a dejarlo. Son programas multicomponente que incluyen un módulo de entrenamiento en manejo del estrés y las emociones mediante técnicas cognitivo-conductuales. Su eficacia al cabo de los 12 meses es superior al 50%, más alta que en otros tipos de tratamiento.
Los programas multicomponente para dejar de fumar incluyen distintos tipos de tratamiento, por ejemplo, técnicas cognitivo-conductuales y parches de nicotina.
A su vez, el paquete de técnicas cognitivo-conductuales
-
se inicia habitualmente con la psicoeducación (información como la de esta Web sobre distintos aspectos relacionados con la conducta de fumar: cogniciones erróneas, emociones, estrés, cambio de hábitos, consecuencias positivas de dejar de fumar, consecuencias negativas de fumar, etc.),
-
a la que se suele añadir algunas técnicas motivacionales (entrevista motivacional, entrenamiento en toma de decisiones para dejar de fumar, compromiso o contrato sobre el dinero que no se gastará en tabaco),
-
técnicas de afrontamiento del deseo y manejo de la ansiedad y el estrés (reestructuración cognitiva, reducción del sesgo atencional, manejo de pensamientos negativos, distracción, conductas alternativas, reducción del sesgo interpretativo, repaso de consecuencias positivas por dejar de fumar, autoinstrucciones positivas, entrenamiento en relajación, respiración diafragmática y en solución de problemas),
-
exposición a situaciones y estímulos relacionados con la conducta de fumar, con prevención de recaídas, y
-
entrenamiento en habilidades sociales para vencer tentaciones.
Ver los distintos tipos de tratamiento y su eficacia según la AECC https://www.aecc.es/SobreElCancer/Prevencion/Tabaco/Quierodejardefumar/Tratamientos/Paginas/Tratamientos.aspx
El test de Fagerström te ayudará a medir el grado de dependencia que tienes de la nicotina. Cuanto mayor es la dependencia, mayor es la dificultad para dejar de fumar. En los casos más severos puede ser recomendable utilizar tratamiento farmacológico sustitutivo de la nicotina.
El test de motivación mide si estás preparado en este momento para dejar de fumar o si todavía no estás decidido.
Test de Fagerström de dependencia a la nicotina
Test de Motivación |
Puntuación |
1. Vengo a la consulta espontáneamente, por decisión personal. Vengo a la consulta por indicación médica. Vengo a la consulta por indicación de mi familia. |
2 1 1 |
2. Ya he dejado de fumar durante más de una semana |
1 |
3. Actualmente mi actividad profesional está sin problemas |
1 |
4. Actualmente en el plano familiar todo va bien |
1 |
5. Quiero librarme de esta dependencia |
2 |
6. Hago deporte o tengo intención de hacerlo |
1 |
7. Voy a estar en mejor forma física |
1 |
8. Voy a cuidad mi aspecto físico |
1 |
9. Estoy embarazada o mi pareja lo está |
1 |
10. Tengo niños de corta edad |
2 |
11. Estoy con buena moral actualmente |
2 |
12. Tengo costumbre de lograr lo que emprendo |
1 |
13. Soy más bien de temperamento tranquilo |
1 |
14. Mi peso es habitualmente estable |
1 |
15. Voy a acceder a una calidad de vida mejor |
2 |
La suma de puntos obtenidos indica sus posibilidades de éxito. |
|
16 y más.....muchas posibilidades 12 a 16........bastantes posibilidades 6 a 12..........oportunidades reales, pero con dificultades a tener en cuenta 6 o menos...Es mejor que busque ayuda |
Véase el programa de TVE-2, Para todos la 2, Debate – Dejar de fumar
http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-debate-dejar-fumar/1682312/
Véase la “Guía clínica para ayudar a los fumadores a dejar de fumar” de Elisardo Becoña en el enlace siguiente
http://www.psiquiatria.com.es/socidrogalcohol/dejardefumar.pdf
Recursos para dejar de fumar (Consultorio en línea, Programa de deshabituación del tabaco, Guía para dejar de fumar, Programa en línea y muchos más recursos). Asociación Española contra el Cáncer (AECC)
Consejos para el personal sanitario para ayudar a los pacientes a dejar de fumar.
Véase el documento “Recomendaciones sobre el estilo de vida” del Grupo de Educación Sanitara y Promoción de la Salud del PAPPS (Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud) de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC)
http://www.papps.org/upload/file/Grupo_Expertos_PAPPS_2_2.pdf
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Consumo de drogas, en el siguiente enlace:
http://www.canaluned.com/mmobj/index/id/13256
Véase el vídeo de Canal UNED titulado Un mundo sin humo, en el siguiente enlace: